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Armando redes… ¿Desarmando sentidos? Aproximaciones a las juventudes de barrios periféricos.

  • LIC. EMILIA FIGUEROA
  • 9 oct 2015
  • 11 Min. de lectura


El presente artículo fue construido a partir de la reflexión realizada acerca de mi participación e inclusión como psicóloga comunitaria en la Red Comunitaria de Zona Norte (RCZN), intervención contextualizada en la lectura de la realidad comunitaria que como proceso, se viene llevando a cabo en el Área de Responsabilidad del Centro de Salud N°11, institución que trabaja enmarcada en un primer nivel de atención del sistema de salud pública de la ciudad de Salta, en el norte argentino.

Por tal motivo parto de la concepción de Nirenberg (2005), que en relación a la Red dice: “Hace referencia a una estrategia vinculatoria, de articulación e intercambio entre instituciones y/o personas, que deciden asociar voluntaria y concertadamente sus esfuerzos, experiencias y conocimientos para el logro de fines comunes” (p.15). Reconociendo los límites de tal concepción, ya que los términos en los que esta definición califica el trabajo en Red deja de lado las diferencias de poder e intereses de los distintos actores intervinientes y los conflictos que atraviesan, será puesta a consideración para reflexionar sobre mi recorrido de intervención hasta el momento y los cambios que se dieron en este transcurso.

Al principio, como miembro del equipo del Centro de Salud, decidí asistir a las reuniones, con el objetivo de conocer el funcionamiento de la misma y teniendo presente la importancia del trabajo intersectorial, como uno de los pilares que sostiene la estrategia de Atención Primaria de la Salud. Tal como es expresado en el Plan Quinquenal (2011), que en relación a los lineamientos que rigen el sistema sanitario provincial y en referencia al tema tratado dice:

El sector sanitario, no puede por sí mismo proporcionar las condiciones previas ni asegurar las perspectivas favorables para la salud, ello exige la acción coordinada de todos los implicados: los gobiernos (Nacional, Provincial y Municipal), los sectores sanitarios, los sectores sociales y económicos, las organizaciones benéficas, la agro-industria, las autoridades locales, los medios de comunicación, los organismos ambientales y toda aquella organización que estuviera involucrada (p. 10).

Un momento que sirvió como punto de partida para empezar a pensar en mi modalidad de intervención y sobre cómo resolver y trabajar con aquello con lo cual no acordaba, fue la última reunión a fines del año 2014. La misma fue convocada con el objetivo de hacer un balance y evaluar el trabajo de la Red durante todo el año y para poder acordar como seguir en el futuro. En dicha reunión, cada institución aportó lo que consideraba positivo y negativo de lo que se había llevado a cabo. Esto posibilitó primero, poder reflexionarlo y ponerlo en común con dos compañeras del Centro de Salud, psicóloga y nutricionista; y segundo poder compartirlo con los demás representantes de las otras instituciones integrantes. De esta reunión, el balance general fue:

  • Como positivo: regularidad de las reuniones, forma de organización y planificación de las actividades, apertura a nuevos integrantes, impacto y repercusión en la comunidad de las propuestas, nuevas articulaciones entre instituciones.

  • Como negativo: poca difusión de las actividades en el interior de las instituciones y hacia la comunidad, poca convocatoria en algunas actividades propuestas, evaluación de las acciones, después de ser llevadas a cabo, falta de continuidad en las reuniones de parte de algunos integrantes de la Red, falta de coordinación en la modalidad de trabajo, cada institución tiene un abordaje particular.

  • Como desafíos: promoción y difusión del trabajo de la Red al interior de las instituciones para fomentar participación, formación de los integrantes de la Red para el abordaje de problemáticas y para acordar modalidades de intervención, conseguir fondos para el desarrollo de futuras acciones y seguir potenciando lo identificado como positivo.

Producto de esta reunión se acordó priorizar, en el receso de las actividades de la Red, la difusión del trabajo al interior del equipo del Centro de Salud y en la comunidad; buscando de esta manera contribuir al cumplimiento de los objetivos planteados interinstitucionalmente. Sin embargo, además de estos objetivos explícitos este momento significó poder plantear mi postura y trabajarla en conjunto con miembros del equipo de salud; a partir de lo cual pudimos construir un criterio para plasmarlo como evaluación de la institución para lo que se venía haciendo desde la Red.

En la actualidad la RCZN está formada por un conjunto de instituciones: Escuelas, Centros de Salud, Policías, Referentes Comunitarios, Vecinos, Iglesias, Comedores, Centros Vecinales, entre otras; todas ubicadas en la Zona Norte de la Capital salteña. Las zonas de trabajo que abarca corresponden a las Áreas de Responsabilidad de los Centros de Salud N°11 (Ciudad del Milagro), N°15 (Castañares) y N°55 (17 de Octubre).

De estos primeros tiempos de intervención en la Red, surgieron interrogantes y reflexiones en relación a algunos aspectos, que llevan a revisar crítica y atentamente mi rol como psicóloga comunitaria y el posicionamiento en las intervenciones durante este recorrido, sabiendo que esto tendrá también sus efectos a posterior:

-¿Cuál es la relevancia de mi participación, como integrante del Centro de Salud N°11, en las reuniones de la Red? ¿Cuál es el sentido de seguir sosteniendo mi intervención y qué alcances tiene, teniendo en cuenta los objetivos que sostiene una Institución de salud?

-En relación a los modos de organización de actividades de la Red y los discursos que se transmiten a través de las mismas hacia la comunidad: ¿Qué lugar hay para la multiplicidad/diversidad de discursos que son parte de las instituciones que integran la Red? ¿Tiene lugar esta diversidad, en la organización de las actividades y propuestas que llegan a la comunidad? ¿Cuál es el discurso que subyace a las prácticas desde la Red en la actualidad? ¿Cuál es el impacto en la comunidad de la transmisión de un discurso unificador, que no visualice las pluralidades?

-Las actividades organizadas desde la Red estuvieron, desde sus inicios, focalizadas en Barrio Castañares, fuera del Área de Responsabilidad del Centro N°11: ¿Las intervenciones de la Red, son también necesarias en otros barrios de la Zona Norte? ¿Qué se puede hacer al respecto, cómo pensar nuevas articulaciones de trabajo?

-¿Qué del proceso de lectura de la realidad comunitaria me interpela a seguir participando de la Red? ¿Qué intervenciones, como psicóloga comunitaria, son requeridas?

Pienso que la construcción de estos interrogantes y de otros que seguramente irán surgiendo, son puntos de partida que favorecen una mirada crítica de mi accionar como psicóloga comunitaria en un servicio de salud pública. Se trata de cuestiones que requieren de un continuo trabajo reflexivo, el cual sólo se enriquece con el aporte de otrxs. De esta manera, la construcción de respuestas a estas preguntas es parte del proceso mismo de intervención. Dando cuenta así, que nos permiten a su vez repensar el concepto de red, desde enclaves cercanos a las realidades.

Reflexiones necesarias: los fundamentos de las intervenciones.

Hasta aquí, teniendo en cuenta las líneas de análisis expuestas, es posible afirmar en el presente que sostener mi participación en la RCZN, es una decisión fundamentada en dos cuestiones principales:

Por un lado, como plantea Dabas (1998, citado en Dabas y Perrone 1999) una Red implica un proceso de intercambio dinámico entre integrantes de colectivos que posibilita la potencialización de recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas para la resolución de problemas o la satisfacción de necesidades, esto a través de aprendizajes socialmente compartidos que habilitan enriquecimientos mutuos.

En correspondencia con lo anterior, considero que estas características no deben ser tomadas como atributos a conseguir y estables, por lo que requieren de un continuo esfuerzo y un aprendizaje gradual. La puesta en marcha de distintas actividades podría ser pensada como facilitadora de intercambios, vínculos y como aquello que permitiría el desarrollo de este colectivo como Red. Ejemplos podrían ser: armado de un listado de instituciones de la zona a la cual la gente puede acudir para resolver cuestiones particulares y entrega de folletos para hacerlas accesibles a la comunidad; organización y puesta en marcha de distintas actividades para recordar el día de la No violencia contra las mujeres.

Sin embargo, es necesario considerar que, como es parte de la historia de la Red, desde sus inicios tienen lugar conflictos y diferencias que requieren ser trabajados para que la misma siga funcionando. Lo que me interesa destacar de esto, es que estos siguen teniendo lugar en el accionar actual, las diferencias se actualizan, los conflictos se suceden, los distintos intereses en ocasiones pueden posicionarse como opuestos. Es decir, que las diferencias de poder están presentes en las prácticas que se llevan a cabo, lo que requiere ser continuamente reflexionado. Como psicóloga comunitaria, parte de mi trabajo es visibilizar estas cuestiones que también me atraviesan, al estar incluida como integrante de la Red; reflexión que pudo trabajarse en el espacio de co-visiones, con el aporte de compañeras. Esto facilitó poder pensar que era posible elaborar dichas diferencias desde la intervención misma, es decir, que el objetivo mismo no sería aspirar a una homogeneidad de posturas entre los integrantes de la Red; sino que partiendo desde esta diversidad y los aportes que pueda realizar cada uno, se pondría el acento en buscar puntos en común que permitan lograr los objetivos que dan sentido a esta Red.

Por otro lado, pero en íntima relación a lo anterior, las particularidades del Área de Responsabilidad del Centro de Salud, la complejidad de las problemáticas que los vecinos marcan como frecuentes en la zona, permiten pensar el accionar de la Red como recurso que tendría que potenciarse para un abordaje novedoso de las mismas, que incluyan nuevas articulaciones entre instituciones y fortalecimiento de recursos ya disponibles. Este análisis se basa en las siguientes observaciones y reflexiones:

-Uno de los aspectos trabajados en la lectura de la realidad comunitaria tiene que ver con la evidencia de que en los barrios 15 de Septiembre, La Tradición, Patricia Heitman y Balneario (asentamientos parte del Área de Responsabilidad), la presencia institucional se reduce a Iglesias evangélicas. Forma parte de las quejas frecuentes de los vecinos, que reconocen las dificultades que provoca, por ejemplo, no contar con un Centro de Salud cercano a sus casas y además los beneficios que significarían contar con instituciones que habiliten opciones, ya sea de cursos, talleres, espacios de reunión o recreativos.

-Siguiendo en esta línea, otra de las problemáticas identificadas por algunos vecinos está vinculada a: “los pibes están en las esquinas”, “se drogan todo el tiempo” y “esto de las peleas entre bandas es como una guerra”. En relación a estos dichos, que son tenidos en cuenta para realizar la lectura de la realidad comunitaria, se presenta un análisis a continuación.

Sobre los jóvenes del Área de Responsabilidad

El primer acercamiento a los jóvenes de los barrios del Área de Responsabilidad fue a través de las referencias por parte del equipo de salud y de algunos vecinos, que al hablar sobre lo que identificaban como problema del barrio, mencionaron a los mismos asociados directamente con el consumo problemático de drogas. Es decir, subyace aquí una manera prevalente de nombrar a los jóvenes del barrio, asignándoles connotaciones negativas de antemano.

Es evidente aquí que la asociación directa es: jóvenes- drogas- inseguridad- peligro; lo cual tiene como efecto simplificar la complejidad de estas problemáticas, reduciéndolas a dos cuestiones generales: drogas y jóvenes. Podríamos pensar, qué queda sin visualizar en dichas asociaciones, cuando se pone el acento sólo en lo que molesta y cuando las explicaciones a los problemas identificados se establecen en términos unicausales y lineales.

En los encuentros con algunos jóvenes del barrio, también se hace presente de una forma reiterada esta percepción de lo que viene del otro, estos jóvenes hacen hincapié en la mirada del adulto y lo que aquello genera; lo que es expresado en términos de una de las cosas que no les gusta de sus barrios. Es decir que es una mirada que distancia y fragmenta vínculos.

Por otro lado, en relación a la violencia entre jóvenes, puede notarse en los dichos, tanto de ellos como de adultos, que hay una naturalización de las peleas como modo de vinculación entre distintos barrios y como parte de lo cotidiano, serían formas de relación que indefectiblemente tendrán su impacto en la construcción de subjetividad. El barrio a donde se pertenece es aquello que funcionaría como respuesta cerrada que parece servir como fundamento o explicación por sí misma, para dar cuenta de esta realidad. Sin embargo, me pregunto: ¿Es la referencia al barrio motivo suficiente para explicar la complejidad de esta forma de relación entre jóvenes? ¿Por qué aunque moleste y en ocasiones preocupe, no se cuestiona?

Otro de los aspectos relacionado con lo anteriormente desarrollado y que considero que subyace a estas cuestiones, es cómo se implica el cuerpo en la referencia identificatoria al barrio. Al tratarse de peleas y enfrentamientos de distinta gravedad, son situaciones que hablan de la puesta en acción del cuerpo de modo directo, donde no hay lugar para lo simbólico, es decir lo mediatizado por el lenguaje. Aquí la modalidad de relación se expresa en acto y no solo acto sino como acto que violenta al otro. En relación a esto me pregunto: ¿Cuáles son los factores que intervienen, sostienen y dan lugar a estas modalidades de relación en las que golpear, insultar, apedrear, violentar sin límite a otro parece ser el camino hacia el reconocimiento? ¿Qué soportes identificatorios están fallando/faltando para que la construcción del “Quien soy” de estos jóvenes tenga que recurrir a la exposición de sus vidas? ¿Cuál es el papel de las instituciones que son referencia en la construcción de estas significaciones donde subyacen el desprecio o poco valor del cuerpo del joven?

Teniendo en cuenta estas reflexiones, se hace evidente que se trata de problemas que no se circunscriben a un barrio en particular sino que involucra relaciones sociales, vínculos, intercambios, disputas entre habitantes de distintos barrios de la zona, incluyendo barrios cercanos que son parte de áreas de responsabilidad distinta. Comprendiendo que el objetivo de la demarcación de áreas es a los fines de operativizar la respuesta a las demandas en salud de la población. A partir de la situación planteada me pregunto: ¿Los límites de las Áreas de Responsabilidad de los Centros de Salud, funcionan como límites para el abordaje de problemáticas? ¿Cómo potenciar la articulación institucional para que esta realidad que interpela sea afrontada?

¿Red como recurso?

Teniendo en cuenta lo antedicho, el valor de la Red como posible recurso a ser fortalecido y desarrollado vuelve a aparecer; ya que puede funcionar como herramienta para instrumentar acciones y articulaciones que son reclamadas desde la realidad misma en este contexto socio cultural particular.

En este sentido, ya se vienen realizando desde la Red algunas actividades que incluye nuevas articulaciones entre actores e instituciones que habilitan modalidades distintas de intervenir. Estas y aquello que antes se mencionó como los fundamentos de mi decisión de continuar interviniendo, requieren una implicación distinta a lo que fueron mis comienzos en las reuniones de la Red; que en un principio estaban basadas en la intención de conocer, adoptando una posición más de escucha y observación de aquello que sucedía.

En la actualidad y como parte de un proceso de aprendizaje propiciado por los espacios de supervisión, intercambios con compañeras de residencia y del Centro de Salud, frente a aquello que me interpela como psicóloga comunitaria, me veo compelida a posicionarme de una manera distinta, resolviendo y planteando mi postura en relación a lo que considero necesario repensar, revisar y cuestionar en los diferentes ámbitos en los que desarrollo mi praxis, es decir de una manera que se refleje y se ponga en juego mis aportes.

Lo anterior me convoca a apropiarme de la Red como un recurso que articula distintos aportes para mejorar la salud de la población o la calidad de vida; teniendo como base esta idea, el objetivo es construir reflexionando y problematizando, paralelamente, junto a otros, “desarmando” aquello que se traduce de manera lineal.

Como posibilitadores de este proceso, me parece necesario remarcar, el trabajo que se viene construyendo y realizando, desde reflexiones y acciones con mis compañeras de Residencia, con las cuales trabajo en la Red, también el espacio de escucha que se habilita en las reuniones; apertura y flexibilidad para que se sume más gente y también a las nuevas propuestas y modos de hacer. La construcción desde la diversidad, multiplicidad, en un permanente abordaje de los conflictos y diferencias es, como el lema de la Red, parte de los “desafíos compartidos” a los que todos los integrantes de la misma nos vemos llamados a responder.

El desafío es poder trabajar sobre los interrogantes antes planteados, a partir de los posibilitadores que ya son reconocidos. En relación a esto, se acuerda con Nirenberg (2005) en pensar el trabajo intersectorial como un proceso gradual a ser desarrollado y complejizado y por esto se destaca “la necesidad de programar esos procesos, que lejos de producirse en forma espontánea, requieren de intensas acciones de estimulación, previsión, acompañamiento y evaluación” (p. 8). Como fue planteado en este trabajo, nuestras intervenciones como psicólogas comunitarias en un primer nivel de atención, llevadas a cabo en múltiples ámbitos, en interacción con diferentes actores sociales, son procesos atravesados por conflictos, discontinuidades y como toda relación social, atravesadas por relaciones de poder. Por lo cual, al ser parte requieren ser visualizados y analizados como tal, con el objetivo de abrir nuevos sentidos y potenciar las prácticas.

Preguntas a los lectores:

  1. ¿Qué autores me sugieren para seguir pensando en relación a lo trabajado?

  2. Invito a compartir experiencias en relación al trabajo en redes.

Bibliografía

Dabas, E. y Perrone, N. (Noviembre, 1999). Redes en Salud. Recuperado de http://www. baemprende.gov.ar/areas/salud/dircap/mat/matbiblio/redes.pdf.

Ministerio de Salud Pública. Plan Quinquenal de Salud 2011/2016. Salta. Disponible en: http://www.ms.gba.gov.ar/wp-content/uploads/2014/01/Plan-Quinquenal-2011-2015.pdf

Nirenberg, O. (2005). Cuaderno Nº 42. Intersectorialidad y Salud Sexual y Reproductiva. Ventajas, dificultades y desafíos. Buenos Aires, Argentina: CEADEL. Centro de Apoyo al Desarrollo Local.

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