top of page

Una mirada entre varias: sobre infancias y adolescencias en barrios de la Zona Norte de la Ciudad de

  • Psic. Ana Lopez
  • 18 ene 2016
  • 15 Min. de lectura

Introducción


El presente trabajo constituye un recorte de una Lectura de la Realidad Comunitaria realizada en unos barrios de la zona norte de la Ciudad de Salta. Esta lectura se enmarca en el trabajo que como residentes de Psicología Comunitaria realizamos en nuestro primer año de residencia. Barrault (2006) comprende esta lectura “como una herramienta, como un medio, que nos permite pensar lo que pasa y realizar un mejor trabajo comunitario” (p.2). Debe entenderse que se trata de una mirada entre varias, dado que hay múltiples maneras de leer y comprender la realidad de los barrios, de las comunidades y las instituciones que las habitan. Trabajar con niños y adolescentes es parte de una decisión y de un compromiso en donde se juega mucho de cuestiones personales y trayectorias de vida. Fue mi recorrido por las Tutorías Universitarias en la Universidad Nacional de Tucumán lo que me acercó al conocimiento y diálogos con adolescentes de diferentes partes del NOA. Fue allí donde se me fui acercando a las diversidades de las adolescencias en este caso en la Facultad. En aquel momento la mirada como tutora se centraba en evitar el desgranamiento, la deserción, promover un acompañamiento a los estudiantes, favorecer la adaptación al medio universitario, entendiendo a la tutoría no solo desde lo académico sino también en los aspectos vinculares. En relación a los niños, el acercamiento a sus distintas realidades en los barrios fue más bien una novedad, en donde fui descubriendo saberes cargados de posibilidades, personajes activos que opinan, diseñan, deciden muchas cuestiones de sus vidas diarias, apoyados por algunos adultos pero también negados por otros como sujetos que tienen algo para decir.

Es necesario destacar por qué hablar de miradas de infancias y adolescencias. Reconozco la perspectiva sociocultural en la que se basan estos conceptos. En relación a las adolescencias y juventudes coincido con Leon (2004) cuando sostiene a estas categorías como construcciones sociohistoricas que varían con las épocas, según representaciones y mandatos sociales, culturales, políticos, no se trata de una cuestión meramente de grupos etarios. Según el autor, adolescencia y juventud devienen en construcciones en las sociedades contemporáneas. Lo que es necesario aclarar es que no se trata de homogeneizar estas categorías para el conjunto de los sujetos que tienen una edad en un determinado rango. Es por eso que a partir de esta introducción, cuando me refiero a adolescentes y jóvenes se hace alusión a sujetos de diferentes edades, condiciones sociales, ideologías, formas de ser, pensar y hacer. Ante todo esto es importante comprender la heterogeneidad en cada concepto.

En relación a la noción de infancias, también se considera como una construcción socio histórica por lo que no podemos pensar en niños de diferentes épocas y espacios geográficos, niveles sociales, económicos como una sola forma de infancia. Es por eso la necesidad de destacar el plural y las diversas maneras en las que se vivencia y atraviesa la niñez. En este trabajo la atención estará puesta en estas múltiples formas de vivir la infancia en estos barrios de la zona norte de Salta, así como también la manera en que niños, niñas y adolescentes participan de la vida cotidiana de sus barrios. Se los considera desde un inicio como sujetos de derechos, que tienen algo para decir, opiniones, toman decisiones y son considerados actores sociales.

Esta visión de los sujetos como actores sociales quizá no sea compartida por todos los adultos e incluso instituciones de la zona, quienes pueden también considerar al niño exclusivamente como “objeto de protección”. Es decir, una persona en desarrollo, que por ser visto como “inmaduro e incompleto” tiene que ser protegido hasta alcanzar su pleno desarrollo físico, moral y espiritual. Esto pertenece al llamado Paradigma de la infancia cuya forma de ver a niños se tradujo en políticas públicas que, si bien significaron un avance, porque tendieron a satisfacer sus necesidades básicas, distaban aún de concebirlos como sujetos plenos de derecho. Se podría decir que actualmente conviven dos paradigmas de infancia, el paradigma tutelar y el paradigma de desarrollo integral del niño, niña y adolescente

Estas cuestiones son aspectos que he ido observando y pensando en la lectura de la realidad comunitaria. Para comenzar compartiré algunas experiencias que me acercaron a los adolescentes de la zona, a partir del trabajo realizado con el equipo de salud en el Consultorio Adolescente. Este dispositivo también nos ha ido aproximando a las miradas adultocentricas de la realidad de los adolescentes a lo cual haré alusión para poder pensar la adolescencia desde esta matriz sociocultural que se reproduce en las instituciones. Luego realizaré algunos aportes en torno a las infancias y participación de niños y niñas de consejos barriales, clubes, escuelas de la zona, y para terminar algunas reflexiones finales que pretenden abrir más interrogantes y miradas a los temas abordados no buscando cerrar sino continuar en la búsqueda de herramientas y aportes para trabajar en los barrios.

Un consultorio adolescente: deconstruyendo miradas adultocéntricas de la realidad de adolescentes de la zona

La adolescencia constituye en los últimos tiempos un foco de políticas públicas de salud y programas vigentes en el Centro de Salud como ser Sumar y el Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia. El equipo de Salud del Centro n° 15 de Castañares, observa en sus diversas atenciones la presencia de algunas problemáticas que nos preocupan como ser: suicidios e intentos de suicidio de adolescentes, consumo problemático de sustancias, diversos tipos de violencias en distintos escenarios y embarazo adolescentes. Las enunciadas problemáticas no habían sido abordadas previamente por el equipo de salud de un modo integral, lo cual motiva la construcción de un espacio denominado “Consultorio adolescente” a partir del año 2014.

El dispositivo del consultorio busca abordar la adolescencia no como un problema, ni como una mera etapa de crisis, ya que esta perspectiva hace que se desconozca lo intrínseco de construcción socio cultural de este concepto. Nos interesa como equipo adentrarnos a estas problemáticas enunciadas desde otro lugar, desde la posibilidad de abordar junto con los adolescentes los diferentes malestares que ellos vivencian considerándolos en todo momento como sujetos activos, protagonistas y de derechos. Por lo que la clave de nuestro dispositivo es la participación.

La participación de los adolescentes en la construcción y ejecución del dispositivo de “Consultorio Adolescente” es en sí mismo un desafío debido a la mirada adultocentrica que suele aparecer no solo en los adultos, madres, padres sino también en el propio equipo de Salud y en otras instituciones. Es por esto que uno de los puntos iniciales fue el trabajo con las representaciones que el equipo de salud posee acerca de los adolescentes. Este trabajo inaugural permitió identificar barreras en la accesibilidad y otros prejuicios que hacen que se mire al adolescente desde un lugar peyorativo, que lo devalúan o incluso hacen que su voz no sea tenida en cuenta o respetada. Algunas cuestiones que identifican el equipo de salud como obstáculos para la accesibilidad: Rebeldía; La facilidad de vivir sin responsabilidad; La historia del sistema de salud basado en la materno infancia; Prejuicios; Falta de conciencia por parte de los adolescentes sobre los beneficios del control de salud; Vergüenza y falta de confidencialidad; No hay espacios pensados para ellos.

En oposición, algunos facilitadores que identifican: Trabajar en conjunto con las escuelas; Una buena entrada; Espacio flexible y cordial con sus discursos, necesidades y demandas actuales, modos, estilos de vida; Actividades de interés a los adolescentes; Ofrecer espacios grupales, informativos; Profesionales jóvenes o que se tenga la habilidad de mostrarse empáticos.

Identificadas estas cuestiones empezamos a trabajar en el Consultorio Adolescente intentando superar los obstáculos y apuntando a un diagnostico participativo de los adolescentes en relación a las situaciones por la que atraviesan, buscando entender y abordar las problemáticas desde sus propios puntos de vista. Para este propósito se realizan talleres intra y extra muro. El fin de este trabajo no es enunciar o describir las bondades de este dispositivo sino intentar abordar la mirada adultocentrica con la que me he encontrado en la lectura de la realidad comunitaria de estos barrios y que en ocasiones llegaba a obstaculizar también la llegada de chicos y chicas al Centro de Salud.

Es interesante de concebir al adultocentrismo como matriz socio cultural para advertir en el interior de la institución Centro de Salud que estas miradas se reproducen y generan disminución en la participación de los adolescentes en los proyectos, barreras en la accesibilidad, prejuicios y en ocasiones vulneración de derechos. Miradas que estigmatizan y homogenizan sin comprender muchas veces ni el contexto ni la situación particular de cada individuo que sabemos que siempre es única. De todas maneras, me parece oportuno reconocer que la construcción de estas miradas no está fuera de tiempo ni espacio y que parte de conocer la realidad comunitaria implica valorar los saberes ya constituidos sobre la vida en los barrios, las formas de ser niños, adolescentes y adultos en los mismos. Es parte de mi rol en construcción como psicóloga comunitaria reconocerlos pero también generar interrogantes que apunten a desnaturalizar lo que deviene como dado. “Los adolescentes de hoy no tienen valores”; “No reconocen la autoridad”, “Están al vicio en el face” ¿Qué hay detrás de estas ideas? ¿Qué miradas están en juego? ¿Quiénes son los adultos que hablan? Estos interrogantes permiten al equipo de salud abrir perspectivas de trabajo con adolescentes, analizando los modos de abordajes que se realizan en la actualidad y superando algunos obstáculos en la accesibilidad.

Preocupaciones de adultos: el “mal uso de las tecnologías”, los intentos de suicidio, los consumos y las violencias.

A partir de los diálogos establecidos con adultos de los distintos barrios, aparecen algunas preocupaciones en torno a algunos aspectos: los suicidios particularmente de los jóvenes, el uso de las tecnologías, las violencias que ubican en los espacios públicos y privados y por último la venta y consumo de drogas y alcohol en la zona. Muchas de éstas devienen en problemáticas para los adultos pero no siempre se refleja en los adolescentes o jóvenes quienes a veces no la consideran como motivos de consulta o cuestiones de salud. Comprendo que muchas de estas temáticas se vivencian con alto grado de malestar y sufrimiento no solo para los adolescentes sino también para sus entornos, familias, amigos. Todavía se requiere reflexionar acerca de ¿por qué los adolescentes, a pesar de vivenciar sufrimientos tanto en el cuerpo como mentales y psicológicos tienen poco acercamiento al sector salud? Es el objetivo del presente apartado, identificar algunos aspectos en torno a lo que implican estas problemáticas para los adultos de la zona. ¿Qué estrategias y recursos llevan a cabo ante estas situaciones de malestar?

Es a partir de algunos dichos de vecinos y de docentes que se propone pensar acerca del uso de las tecnologías, cómo los adultos acompañan a los jóvenes en el uso de las mismas. Una mirada de la informática que deviene negativa y peligrosa ligada muchas veces a aspectos peyorativos desde la mirada de los adultos:

“Difunden cosas y después no pueden hacerse cargo de lo que subieron a la red”.

“Hacen un mal uso de la tecnología”

“Son descuidados con el uso de las netbook, se las entregan pero no les enseñan cómo usarlas”.

“Están al vicio en el face”.

Ante todas estas citas me cuestiono la posibilidad de poner en juego otras miradas respecto a los jóvenes y la tecnología. Si bien las experiencias de algunas escuelas del área con los casos vividos no son positivas, dado que ligan las redes sociales al tema del suicidio o al peligro, es posible preguntarse si se puede construir con los adultos y adolescentes otra mirada al respecto. Una mirada en donde se habilite quizá la virtualidad, la ciudadanía y la informática como formas genuinas de encuentro entre adolescentes, en donde se potencian sin duda lazos sociales, habilidades sociales y cognitivas. Es particularmente en el ámbito educativo, de salud y el familiar donde esto deviene en desafío, dado que en estos espacios es donde se hace más presente la brecha generacional, desencuentros e intolerancias que se evidencian entre los adolescentes y los adultos.

Al mismo tiempo preocupa a los adultos otras situaciones como los consumos que existen en el área tanto de drogas como alcohol, situando la problemática en adolescentes y jóvenes y en mayor medida en los fines de semana. Consumo de alcohol y de drogas, violencias, familias conflictivas, son vistas como un conjunto de hechos que se dan de manera vinculada, y en los jóvenes y hombres principalmente, como algo que se imita y se comparte.

“Los hijos de F tienen muchos problemas con la droga, y no le pasa a ellos nomás. Sé que los chicos ya empezaron a vender cosas para poder comprar más. Eso es lo que pasa con la droga”. (Vecina de Castañares)

“Por eso digo que está junto con la violencia porque si no consiguen la droga se ponen mal viste”. (Vecina de Castañares)

“Entonces los hijos los ven hacer eso y después ellos se convierten en lo mismo. Yo vi padres y madres que se drogan al lado de los chicos, un horror”. (Vecino de Castañares)

A la par de las representaciones que tienen los vecinos acerca de la temática está la lectura que hacen los medios de comunicación y los efectos que producen en las personas. Al respecto Duschatzky y Corea (2014) plantean que la representación de la droga, vía tratamiento mediático, se acopla al de inseguridad. Como también se lo ha podido observar en los diferentes relatos de vecinos, la droga va asociada al robo, al descontrol, al peligro público que puede desencadenar y sobre todo como un atributo de la condición juvenil e infantil. Los diarios reflejan en algunas de sus noticias: “La droga está haciendo estragos en la zona norte de la Capital”, “Desbaratan una boca de expendio de droga en Castañares”, “Alcohol, droga y robos en barrios del norte de Salta”. A la vez los vecinos comentan esta relación:

“Hay muchas cosas que salen en la televisión pero hay tantas otras que no se dicen acerca de la droga y la violencia que hay acá”. (Vecina de Castañares)

Para complementar esta miradas sobre las violencias, Duschatzky y Corea (2001) establecen que la violencia es hoy una nueva forma de socialidad, un modo de estar “con” otros, o de buscar a los otros, una forma incluso de vivir la temporalidad y aparece como un sustrato de la cotidianeidad sobre el que se construye la subjetividad de niños/as y jóvenes (p.23). Esta problemática en particular de las violencias y el consumo se verá reflejada como necesidad sentida a abordar también por parte de los niños y niñas del barrio.

“Se desconocen a cada rato”. (Joven de Castañares)

“Parece que ando esperando a la próxima víctima, siempre tengo ganas de pelear”. (Joven de B° Unión)

“Muchos chicos están de vagos, y las personas que viven con ellos los mantienen. No hay trabajo, andan por ahí…” (Vecina de Castañares).

“Si puede venga a darle actividades a los chicos de acá, hay algunos que no van a la escuela, otros que van pero igual siempre están al vicio” (Vecina de Asentamiento).

Ante esto que surge en los dichos, retomo a Aguiar, E y Vinitsky, M (2008) quienes conceptualizan a la desocupación e inestabilidad laboral como situaciones resultantes de la violencia social (p.1). Pareciera que este tipo de violencia social está invisibilizada frente a otro tipo de violencia que es la física, la que impacta en los medios y en las instituciones: jóvenes apuñalados, heridas de punta, peleas de patotas. Esta inestabilidad o ausencia de trabajo hace que los jóvenes no encuentren vínculos por fuera de los familiares y de amistades y queden en una situación de exclusión. Esta es la condición de muchos adolescentes y jóvenes de los asentamientos principalmente, cuyos proyectos de vida se encierran a unas pocas posibilidades de trabajo precario.


“Hay muchos niños en el barrio”: Sobre infancias y participación

En este apartado me propongo indagar acerca de la importancia de la participación particularmente en las infancias. En palabra de los propios vecinos Castañares aparece como “un barrio con muchos niños”. Una manera de corroborar los dichos no solo son las estadísticas que se presentan de los censos, sino también la presencia de varias escuelas primarias en la zona a la cuales asisten la mayoría de los niños del barrio y otros de barrios cercanos. En esta lectura de la realidad se ha realizado un acercamiento a estos niños en diferentes contextos: clubes deportivos, espacios recreativos, escuelas, consejos barriales, escuelita de futbol, escuelas abiertas. Esto permitió conocer sus realidades, atender a las formas en que los mismos perciben e intentan cambiar el entorno en el que viven, a la vez que me posibilitó encontrarme con espacios en donde el juego es valorado por ellos y por adultos como propiciador de desarrollo.

Estos espacios donde los niños asisten, devienen en importantes soportes de su crecimiento, de pertenencia y participación, en particular aquellos que son de su elección, como grupos informales o recreativos que trascienden al contexto escolar o académico. Cuando se hace referencia a que se constituyen como soportes, me refiero a que en estos espacios encuentran adultos significativos más allá de sus familiares que logran acompañar, contener, motivar a estos actores sociales para su crecimiento personal y social. Dado que también encuentran otros niños con los cuales aprenden habilidades sociales y cooperativas. Al hacer referencia a la participación de los niños en espacios diferentes a los académicos, se trata de la vinculación de estos actores a lugares donde se despliegan otros tipos de aprendizajes.

“Cuando estamos en lo de Tato (almacenero de la zona) hacemos cosas, participamos en el trabajo”. (Niño de J. Castilla)

“Nos divertimos, pasamos el rato”. (Niño de J. Castilla)

“Hacemos cosas para los abuelos y para nosotros también”. (Niña de J. Castilla)

A la vez, al constituirse como espacios voluntarios y libres es posible vislumbrar otro tipo de participación la cual no está ligada a la obligatoriedad de los espacios formales. Se desarrollan por ejemplo, prácticas artísticas que logran generar interés en los niños y permiten desplegar aspectos claves para su desarrollo: creatividad, imaginación, habilidades sociales. A partir de lo planteado en el manual de Unicef sobre Arte y Ciudadanía (2008) estas prácticas pueden transformarse en una herramienta de diálogo, de participación y de construcción colectiva, contribuyendo al desarrollo de la ciudadanía de niñas, niños y adolescentes (p. 15).

¿Qué dicen los niños de vivir y participar en el barrio?

Para poder oír estas voces se realizaron algunas técnicas, como ser los recorridos barriales, dibujos, el libro del barrio las cuales resultaron medios para establecer un vínculo con estos actores sociales. Es necesario entonces, rescatar alguna de las miradas que los mismos poseen sobre el territorio que habitan.

Para comenzar, ¿qué necesidades refieren los niños? Para abordar esta pregunta, además de tomar sus comentarios, se hará referencia al concepto de necesidades sentidas de Montero (2005), se definen a aquellas que son vividas y cuyo efecto es fuente de emociones negativas y de sentimientos de insatisfacción (p. 97).

Estas necesidades pudieron ser percibidas cuando se indagó por aquello que no les gusta del barrio y sobre cómo les gustaría que este fuera. Es así como los niños fueron aludiendo a diversas situaciones:

“A mí no me gusta la basura que hay en la calle y el olor feo”.

“Sería bueno que los colectivos no pasen tan rápido y a veces los autos y las personas hacen mucho ruido”.

“No me gusta que la gente sea violenta e insulte”

“Lo que se necesita en el barrio es que los chicos no se droguen o ver menos gente borracha”.

“Que se tiren piedras o que tiren piedras a las casas”.

“No me gusta que los techos de las casas estén mal puestos o los juegos de la plazas estén rotos”.

Para continuar, ¿Qué identifican los niños como recursos de su barrio? Es en esta pregunta donde se encuentran numerosas situaciones que los niños destacan como positivas en su entorno.

“Lo mejor de mi barrio es el Parque Bicentenario”.

“Los corsos de Castañares y los festejos del barrio”.

“Que todos podamos ir a la escuela”.

“Las canchas de futbol, hay varias”.

Muchos de estos dichos se naturalizan en adultos, en algunos casos los niños y niñas son aquellos capaces de denunciar situaciones que los adultos “ya no ven”. Se aprecia que muchos niños, niñas y adolescentes transitan por múltiples espacios que no son las instituciones formales: consejos barriales de niños, canchas, plazas, calles y veredas. ¿Qué implica para ellos la participación en estos espacios? A diferencia de la escuela que existe para el disciplinamiento de la infancia, otros espacios pueden devenir además para promover una mayor garantía del derecho a la participación.

En este recorrido por espacios formales e informales surgieron algunas preguntas como ¿Cuánto se tiene en cuenta las opiniones y visiones de los niños para tomar decisiones? ¿Cuántas de nuestras intervenciones como docentes, efectores de salud o adultos en general tienden a inhibir la participación de los niños, niñas y adolescentes en decisiones que les competen? Se constituyen en interrogantes para continuar pensando acerca de la participación de estos actores y la importancia de que sus opiniones y vivencias sean tenidas en cuenta. Existe el riesgo de estar nombrando a estos sujetos como activos en el discurso pero que en la vida cotidiana sus voces sigan siendo consideradas tan solo como “cosas de niños”.


Reflexiones finales

Lo presentado en este trabajo constituye un resumen de una lectura de la realidad, que ha implicado sucesivos encuentros, talleres, espacios de conversación con vecinos y vecinas de los barrios, así como también tensión de lo observado con teorías que intentan abordar esta cotidianeidad.

Desde mi rol en construcción como psicóloga comunitaria implica poder reconocer los saberes previos, las formas de vida y relaciones que poseen los vecinos y vecinas de los barrios. Comprender con qué miradas también ellos perciben la realidad que vivencian día a día. Se intenta conocer también las necesidades sentidas de los actores que forman parte de la comunidad, en pos de la transformación de sus malestares cotidianos. Reconocer que hay necesidades y potencialidades en las comunidades en las que nos vemos insertos también como instituciones, nos permite identificar los ritmos, los modos que poseen las personas para resolver problemas y relacionarse. Me encontré con que existen concepciones diferentes de salud y enfermedad, de participación y modos de vivenciar las infancias y adolescencias en los barrios que permiten abrir perspectivas de trabajo y descentralizar la mirada solo desde el discurso de salud. Reconocer las voces de diferentes actores, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, todas construyendo una realidad compleja resulta un verdadero desafío.



Bibliografía

Bertucelli, S. (1998) “Redes y Salud”. Actas del 7° Congreso. Vol 1. Salud en el Municipio de Rosario. Rosario.

Duschatzky S. y Corea C. (2007). Chicos en banda. Los campos de la subjetividad en el declive de las instituciones. Argentina, Buenos Aires, Paidós.

Leon, O (2004). Adolescencia y juventud: de las nociones a los abordajes. Última década n° 21, Cda Valparaiso, p. 83- 104

Ley Nacional 26.061. (2005) Ley de protección integral de los derechos de las niñas, niños y Adolescentes. Argentina.

López, A (2015). Lectura de la realidad Comunitaria. Residencia de Psicología Comunitaria. Salta [No publicado]

Soto, I (2012). Sociología de la infancia: las niñas y los niños como actores sociales. Revista de sociología, N° 27. P. 81-102.

Unicef (2006) Cuadernillo de participación de niños, niñas y adolescentes. Argentina. Disponible en: Internet: www.unicef.org/argentina

Unicef (2008) Arte y ciudadanía El aporte de los proyectos artístico-culturales a la construcción de ciudadanía de niños, niñas y adolescentes.

Unicef (2012) Guía de recomendaciones para la atención integral de adolescentes en espacios de salud amigables y de calidad. Disponible en http://www.unicef.org/argentina/spanish/2012_Guia_Clinica_Sap_Unicef.pdf









Preguntas - Comentarios

  • En relación a la experiencia del Consultorio Adolescente, me gustaría conocer otras experiencias o simplemente aportes que permitan seguir pensando la accesibilidad de los adolescentes al sistema de salud.

  • El tema de la participación y la toma de decisiones de los niños y niñas me llama la atención y me pregunto qué aportes tienen otrxs para hacer respecto a esto. Más allá de concebirlos como derechos ¿qué lugar damos los adultos a que ciertas opiniones sean tomadas en cuenta en distintos espacios como escuelas o centros de salud?

Comentarios


etiquetas: 

SITIOS RECOMENDADOS

LINKS DE INTERES

PARA MAS INFORMACION SOBRE EL INGRESO A LA RESIDENCIA O INFORMACION INSTITUCIONAL INGRESA A NUESTRO FACEBOOK!

  • Facebook Social Icon

MARCO LEGAL   

bottom of page