Una experiencia de trabajo en la Red Comunitaria de Zona Norte. Análisis y reflexiones.
- Ana López Soto
- 13 jun 2016
- 9 Min. de lectura
Introducción
El presente escrito intenta describir y reflexionar acerca del trabajo que como psicólogas comunitarias realizamos en la Red Comunitaria de Zona Norte de la Ciudad de Salta (RCZN). Mi inserción en la misma es en el año 2014 cuando ingreso a la Residencia y al Centro de Salud n° 15 de Barrio Castañares, pero vale destacar el gran recorrido previo de esta red y la amplia trayectoria en cuanto a trabajo institucional y comunitario que posee, lo cual resultó en aprendizajes muy valiosos que merecen ser compartidos, reflexionados y discutidos. Dentro de esta trayectoria es importante considerar el trabajo en torno a la violencia de género que en el año 2014 termina en consolidarse con la presentación de un protocolo de actuación para casos de violencia contra la mujer en la Zona Norte. La intención es que el escrito permita enriquecer a otros y promover un intercambio con los lectores en cuanto a los desafíos, posibilidades, obstáculos del trabajo en una red comunitaria e interinstitucional, principalmente desde el sector salud.
El proceso de la Red Comunitaria de Zona Norte

Voy a partir de considerar la participación en la red comunitaria como un proceso y no como una simple presencia en reuniones y actividades. La Red Comunitaria es un conjunto de instituciones, organizaciones, referentes y vecinos/as que vienen reuniéndose desde el año 2008 en la Zona Norte de la capital de Salta. Entre sus objetivos principales está la posibilidad de forjar una unidad interinstitucional, interdisciplinaria y vecinal organizada para el servicio comunitario.
El trabajo en red lo pensamos como una apuesta y un desafío. El mismo debe ser deliberado y reflexionado constantemente ante el riesgo de caer en la acción sin reflexión que suele suceder en los contextos donde instituciones tienen sus propios objetivos, requerimientos y demandas que apremian en el tiempo.
“Antes la red estaba llena de punteros, cuando la gente es inflexible y tiene intereses fijos que no dan lugar a discusión… vos ves que se terminan yendo porque no los logran, porque esto es para que todos nos beneficiemos, no solo algunos” (Miembro de la red comunitaria).
A esta flexibilidad del trabajo en red aluden Rovere y Tamargo (2005) cuando establecen que en los últimos años se han desarrollado nuevas formas de organización social, que comparadas con los modelos clásicos de organización vertical y jerarquizada proponen otras alternativas. En este caso de la RCZN encontramos la ruptura de las jerarquías acostumbradas en las instituciones para promover relaciones horizontales, acompañadas con atributos de flexibilidad y adaptabilidad a las situaciones cambiantes del contexto. Hoy nos encontramos en un momento diferente, en donde el ingreso de personas jóvenes, con diferentes ideas y formas de trabajo le ha dado un matiz de mayor flexibilidad y heterarquía a este modo de labor en red.
La articulación entre instituciones permite ver la complejidad de la vida cotidiana en los barrios desde diferentes miradas, las demandas, las problemáticas, los recursos desde una manera no sectorizada en donde se busca comprender más integralmente la vida y las necesidades de las personas de la comunidad. A medida que participábamos nos íbamos preguntado ¿Qué sostiene el trabajo en red? ¿Qué aspectos hacen que la misma no se diluya ante los contextos de vorágine actuales? En parte pensamos que uno de los factores que influyen son los vínculos personales entre los diferentes miembros de la red. Al respecto Rovere y Tamargo (2005) sostienen que esos vínculos se constituyen en parte ante el reconocimiento del otro y del reconocer-se los limites como organizaciones. “Los vínculos se construyen, se alimentan, se sostienen y también se deterioran o destruyen” (p.3).
“D no viene a las reuniones, pero está en el grupo de Whats ap, aunque sea una tontera creo que esos detalles hacen que todos estemos al tanto y contemos unos con otros” (Miembro de la red).
Esto también posibilita comprender que dentro de este dispositivo de red también hay diversos modos de participación, ahora bien, continuando con el tema de los vínculos, los autores mencionados también analizan la sostenibilidad tanto interna como externa de las redes porque plantean que desde allí se derivan las oportunidades y las amenazas para la misma. Para esto también retoman el tema de los vínculos para dar cuenta que gran parte del trabajo en red implica reconocer que el otro existe como interlocutor y sin esta condición esta modalidad no sería posible.
Este clima de los vínculos también posibilita que en las reuniones de red, en las capacitaciones y en los eventos además de los conflictos existentes en cualquier grupo humano pueda haber también deseo que circula de encontrarse, de realizar actividades por su barrio, entre otras. Barrault (2007) plantea que “la Psicología Comunitaria también asienta su trabajo en la construcción de espacios de encuentro. Es una manera de decir que se construyen espacios de posibilidad del establecimiento de múltiples vínculos” (p.157). Las redes interinstitucionales en este sentido pueden entenderse también en este sentido de los encuentros, ya que los mismos posibilitan distinguir las múltiples formas de ver la realidad desde la iglesia, escuela, centro de salud, centro vecinal, vecinos, etc.
Anteriormente establecí que era necesario comprender dentro del proceso de la red los diferentes modos de participación, lo cual me parece interesante porque no se trata de un fenómeno monolítico del todo o nada (Montero, 2002) sino que encontramos niveles. En donde de acuerdo a compromiso e interés los miembros de la red se suman a la actividad o incorporan a otras personas. A veces se llama participar en la red a la “presencia de las personas en las reuniones” cuando en realidad consideramos que la participación en la red comunitaria implica más que la mera presencia. Una frase de Rovere y Tamargo (2005) me ayuda a reflexionar sobre esto. Los autores plantean cuando están hablando de una experiencia de una red “cuando estamos juntos somos asamblea, cuando estamos separados somos red” (p.7). Coincido en que los recursos humanos de la red, con su pertenencia o no institucional se encuentran presentes en este entramado que a veces se torna virtual (whats up) otras veces presencial (reuniones) estas últimas más constantes o más esporádicas, pero que terminan siendo útiles a los fines de la realización de eventos o resolución de algunas problemáticas de la zona norte.
Análisis de los sentidos, las configuraciones y la gestión de la Red Comunitaria de Zona Norte
Rovere y Tamargo (2005) ofrecen una pregunta general para partir del análisis de las redes, la misma interroga: ¿Vale la pena jugar este juego? Comprendiendo el tiempo que nos lleva participar en las reuniones, planificar, llevar adelante proyectos y eventos (a modo de ejemplo la semana de calidad de vida de la mujer, talleres en la Universidad sobre violencia de género), realmente ¿qué beneficios encontramos para sostener este juego? Para pensar las mismas ofrecen tres aspectos: el sentido, las configuraciones y la gestión.
Sobre los sentidos nos referimos a ¿Dónde va una red? ¿Que la mueve, qué la orienta? ¿Qué mantiene adheridos a sus miembros? A pesar de lo simple de las formulaciones, las respuestas a estos interrogantes no son sencillas. En un principio el sentido era dado por organizaciones externas a la comunidad. La Secretaría de Derechos Humanos envía personal para trabajar con redes existentes en la comunidad de la zona norte la temática de la violencia de género. Este trabajo fue en parte de capacitación pero también de poder prestar oídos a lo que se pensaba y hacía de la problemática en la zona que hasta ese momento consistía en asesoría legal y los trabajos que se realizaban en cada institución por separado. Este sentido fue impuesto en un inicio, pero lo pensamos como un impulso. Los autores vistos anteriormente sostienen que no siempre las redes se dinamizan con la presencia de un agente externo, pero en el caso que trabajamos, consideramos que fue éste el modo. Se trató de un momento fundacional, de legitimación de reuniones que se realizaban hasta el momento de un modo informal. A la vez reveló una necesidad que perturbaba a las instituciones, programas, vecinos ya que se visibilizan casos severos de violencia de género en la zona norte.
Este sentido se fue constituyendo hasta hoy, en parte la red creemos que asume el lugar de agentes de visibilización de la problemática que justamente conocemos que tiende a quedar en el ámbito de lo privado como la violencia contra las mujeres.
En otro de sus textos Rovere (2009) sostiene el sentido preventivo de las redes, sentido al cual también queríamos hacer alusión.
“... preventivo de la alienación a la que el trabajo o su ausencia, las relaciones subordinadas, al aislamiento, entre otros fenómenos, puede llevar en la sociedad contemporánea. Nos estamos refiriendo a la instalación de un dispositivo contracultural que resulta ajeno a las formas predominantes de funcionamiento de las organizaciones y de la sociedad en si misma” (p.2).
Coincidimos que el trabajo en red ubica al profesional y no profesional ante otros, y esta forma a la que el autor alude como contracultural en relación al tipo de relaciones que dominan en la actualidad funciona como preventiva del desgaste del profesional, del sobrecargo en la tarea cotidiana, ya que se sabe que hay otros que comparten, discuten, acompañan constantemente. Es en el trabajo en red en donde esta problemática de la violencia de género puede pensarse desde un abordaje más integral y complejo que se merece.
Sobre las configuraciones Rovere y Tamargo (2005) sostienen que las redes no necesitan exactamente lo que se conoce como “unidad de mando” pero cuando tienen una tarea por delante requieren “una función de coordinación” lo cual es realizado por diferentes líderes. Estos liderazgos en las redes los entendemos como rotativos, los cuales dependen de diferentes variables, de las capacidades, de la antigüedad, de la innovación de las personas que se encuentran presentes.
“Uno va identificando a las personas, de acuerdo a sus capacidades, o intereses, muchas actividades de la red recayeron solo sobre X, hoy cada vez menos” (Miembro de la red comunitaria).
En relación a la gestión, los autores nombrados sostienen que la gestión de redes constituye una tarea compleja porque quien está en esa posición puede no controlar variables calve y “en muchos casos la propia red puede ser de muy baja gobernabilidad” (p.6) Sostienen que por el mismo carácter multicentrico, democrático y descentralizado las redes pueden ser poco gobernables en el sentido clásico de la palabra. En este sentido lo que pensamos que debemos estar atentos en nuestro trabajo de la red es a los juegos de poder que allí ocurren constantemente. La importancia de un conjunto de instituciones, organizaciones y vecinos trabajando juntos en la comunidad es tentador para que núcleos de poder quieran apropiarse de aquel recurso humano para propios beneficios.
“Antes había una persona en la red que por cuestiones políticas quería quedar de presidente, las redes no tienen que tener presidente, no tienen que ser comandadas por una sola parte, eso deja de ser una red” (Miembro de la Red Comunitaria).
La gestión de redes suponemos implica esa vigilancia permanente a los intentos de apropiarse de los recursos y de no circular los mismos o la misma palabra. Es aquí donde se juega parte de nuestro rol como psicólogas comunitarias, entendiendo que la circulación de la palabra es un elemento clave para que las personas construyan en conjunto estrategias para aliviar los malestares que las aquejan. Las inercias institucionales y sociales que tienden a las jerarquías hacen que en la estructura de la red se corra el riesgo de monopolizar la palabra y los recursos a algunas personas o instituciones. Los rasgos de cultura y objetivos compartidos que están implícitos en las redes fortalecen la capacidad de pensarla de modo heterarquico y no jerarquico. Es pertinente retomar aquí una idea de Bertucelli (1998) quien plantea “en esto de las redes hay que aprender a vivir en tramas abiertas sin concentrar poder” (p.128).
Reflexiones no tan finales, para seguir pensando
Considero que el trabajar en red constituye en sí mismo un desafío, debido a la complejidad que implica encontrarse con múltiples miradas acerca de la realidad de los barrios de la zona norte: miradas de vecinos/as, iglesias, escuelas, centros de salud, programas, etc. Al mismo tiempo constituye una forma superadora de abordar las problemáticas de los barrios que excede a la mirada que cada institución aislada puede tener. En nuestro caso la RCZN está abocada a capacitarse y trabajar en pos de visibilizar la problemática de la violencia de género, estigma que en la zona se presenta de manera constante y constituye una temática que nos compete a todos como personas y profesionales.
Pienso que a pesar del tiempo y lo que demandan las reuniones y las actividades de la red, este trabajo permite acompañarnos como profesionales y personas en el abordaje de problemáticas complejas. Considero como lo planteaban los autores mencionados anteriormente que el trabajo en red es preventivo en cuanto al desgaste del profesional que muchas veces trabaja aislado o en soledad lo cual debería a la vez ser un trabajo legitimado institucionalmente y sistematizado en la práctica de sus actores.
Bibliografía
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Bertucelli, S. (1997). (Comp.). Redes Comunitarias en Salud Pública. La Experiencia de Río Tercero. Córdoba: Editorial Fundación Banco de Río Tercero.
Bertucelli, S. (2006). Lo que nos cambia es el pueblo. En “Silabario” Revista de Estudios y Ensayos Geoculturales, IX(9). Córdoba: Área de Letras del centro de Investigaciones “María Saleme Burnichon” de la Facultad de Filosofía y Humanidades, UNC.
Dabas, E y Najmanovich, D (s/f). Una, dos, muchas redes: itinerarios y afluentes del pensamiento y abordaje en redes. Universidad Nacional de Entre Ríos.
Dabas, E. y Perrone, N. (1999). Redes en salud. (s.l.): FUNCER. Disponible enhttp://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/salud/dircap/mat/matbiblio/redes.pdf
Rovere M. & Tamargo M. (2005) Redes, consorcios y coaliciones o ¿Cómo ampliar el espacio de lo posible? Documento de difusión para la página web Universidad de San Andres, Argentina.
Rovere, M (2009) Redes nómades, algunas reflexiones desde una práctica de intervención institucional. Disponible en: http://files.sld.cu/isss/files/2009/02/documento-no1-del-foro-sobre-redes1delforosobreredes.pdf
Rovere, M (2011). Informe Final. La estrategia de APS en Argentina, crecimiento desordenado, componentes reprimidos y conflictos de modelos. El Agora, Argentina.
Rovere, M (s/f). Programa de la Materia de especialización en abordajes de problemáticas sociales en el ámbito comunitario. Redes sociales y otros dispositivos de articulación de actores. Universidad Nacional de Lanús.
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