MIRADAS ENCONTRADAS. DIÁLOGOS ENTRE SALUD Y ADOLESCENCIAS
- Ana Lopez Soto
- 22 ago 2016
- 8 Min. de lectura
“Cada mirada nos hace experimentar que hay conciencias para las cuales existo. Nos pone en la huella de nuestro ser-para-otro y nos revela la existencia indubitable de ese otro para el cual somos”.
(Tomasini, 2010).

En el presente escrito la intención es compartir el trabajo que como equipo de salud del Centro de Salud n° 15 venimos realizando con adolescentes de la Zona Norte de Salta. Para esto brevemente tomaré algo de la historia de este proceso, cómo comenzamos a armar un Consultorio Adolescente en este centro, la conformación del equipo, sus lineamientos y actividades. A la vez poder comentar cómo fui pensando el rol como psicóloga comunitaria con este equipo y en permanente diálogo con saberes de adolescentes de los diferentes barrios de la zona norte. Parto de concebir al diálogo como instrumento que facilita el intercambio de saberes diversos que se juegan en los encuentros entre agentes de salud y adolescentes. Tomo a Dobles Oropeza (s/f) quien plantea que el rol del psicólogo comunitario está en relación con ser un interlocutor dialógico con aquellos que pretenden cambiar su realidad. En nuestro caso el equipo de salud y los y las adolescentes pueden constituirse en actores que enriquecen las concepciones de salud-enfermedad con el diálogo permanente.
En el año 2014 cuando ingreso en el marco de la Residencia de Psicología Comunitaria a trabajar en el Centro de Salud n° 15 de Barrio Castañares, me encuentro con un centro nodo, con variados servicios y con gran demanda de atención hacia los diferentes servicios. Un gran equipo de salud trabajando en diferentes temáticas como salud materno infantil, consejería de salud integral, abordaje de enfermedades crónicas como diabetes y con el compromiso de varios actores en el trabajo de Atención Primaria de la Salud. Considero necesario este enfoque es importante para pensar mi rol allí con el equipo. Según la Renovación de la APS en las Américas (2007):
“Un sistema de salud basado en la APS … presta atención integral, integrada y apropiada a lo largo del tiempo, pone énfasis en la prevención y la promoción y garantiza el primer contacto del usuario con el sistema, tomando a las familias y comunidades como base para la planificación y la acción” (p.21).
En este sentido el Consultorio Adolescente, con sus horarios diferenciados de atención, se dispone como un dispositivo que funciona en el marco de promover la accesibilidad, la atención integral y el ejercicio de los derechos de los y las adolescentes. Poco a poco fui construyendo mi rol acompañando la potencia de un equipo de salud que comenzó a buscar estrategias para abordar los malestares que circulaban tanto en la comunidad como en las instituciones acerca de los y las jóvenes. Para esto nos valemos de la Atención Primaria de la Salud como una estrategia que nos guía y nos permite articularnos con las instituciones de la zona bajo la premisa de interdisciplina e intersectorialidad.
En el año 2014 con la Lectura de la Realidad Comunitaria y con el recorrido por los diferentes barrios e instituciones de la zona se empieza a registrar cómo se construían las miradas de muchos adultxs hacia lxs jóvenes. En los relatos de madres, padres, docentes, trabajadores, vecinxs aparecían miradas en la que predominaba la desconfianza y el control hacia ellxs. En algunos casos también el cuidado y el acompañamiento de las trayectorias adolescentes. Nuestras intervenciones tanto dentro del consultorio como en las actividades en escuelas y otras instituciones también se piensan desde el acompañamiento y cuidado, respetando su autonomía progresiva, decisiones y derechos. Considero que las miradas que construimos desde Salud determinan modos de relación, pienso al Consultorio Adolescente como un dispositivo que produce subjetividad que ya no desde la pasividad o el saber médico hegemónico acerca de las adolescencias sino con saberes que se van construyendo. Para pensar esta construcción partí de un análisis de las diversas miradas.
Se suman a estas miradas de adultxs hacia lxs jóvenes, las problemáticas que se demandaban al centro de salud (embarazos, violencias, mala alimentación, autolesiones, intentos de suicidios, consumos) es así que decidimos comenzar con un espacio diferenciado de atención en donde se pueda comprender de manera interdisciplinaria a los y las adolescentes de 10 a 19 años. Esto requirió capacitación por parte del equipo en lineamientos de atención a adolescentes y disposición para reunirnos y evaluar nuestro proceso. Para esto contamos también con lineamientos provenientes de programas como el de Salud Sexual y Procreación Responsable y el Programa Nacional de Salud Integral del Adolescente.
El lema de “Atención integral a adolescentes”, empieza a resonar en el equipo de salud y así se difunde en las instituciones de la zona como un “Consultorio amigable para adolescentes”. Partimos para la implementación de este espacio, la definición que propone la OPS (2011) de Servicio Amigable para Adolescentes como:
“Servicios donde los/las adolescentes encuentran oportunidades de salud cualquiera sea la demanda, siendo agradables a los adolescentes y a sus familias por el vínculo que se establece entre ellos y el equipo de salud, y por la calidad de sus intervenciones” (p.12).
Que sean necesarias instalar estas condiciones de “amigabilidad” visibiliza que los servicios que se ofrecen desde instituciones públicas de salud a veces no condicen con lo esperado para algunxs usuarixs. Los centros de salud, como centros de atención primaria para cumplir sus objetivos deben pensarse como espacios de salud, de potencias, de prevención y promoción, además de lugares que atienden enfermedades. Ante esto, contamos no solo con los objetivos, lineamientos normativas presentes en la institución salud sino con las personas, lxs efectores de salud que efectivizan todas estas normativas. La sensibilización del equipo de salud para abordar la salud integral de los y las adolescentes constituye una base del trabajo realizado desde que decidimos implementar este dispositivo. Esta “sensibilización” no se refiere solo a la actitud de los efectores de salud en su relación con los usuarios sino también a la posibilidad de capacitarnos todxs en las leyes vigentes que protegen los derechos de los y las adolescentes para garantizar el acceso a la salud. Algunas viñetas de adolescentes nos permiten comprender qué es lo que perciben cuando ingresan al centro de salud:
“Lo que uno ve cuando llega a la salita son caras que miran mal”. (Adolescente)
“Si te acercas a pedir algo vos ves que hay malas caras”. (Adolescente).
“No queremos que nadie nos rete” (Adolescente).
“Pídale Ud. la pastilla, a mí me da vergüenza” (Adolescente).
Podemos pensar estos dichos como algo valioso que condiciona el acceso de los y las adolescentes del centro de salud para tenerlos en cuenta e intentar transformar algo de estas condiciones o podemos seguir reproduciendo la indiferencia hacia lo que los adolescentes denuncian como “malas caras” obturando más las posibilidades de trabajo. Estas cuestiones que fui observando pueden ser pensadas desde algunas preguntas:

- ¿Cómo los equipos de salud-adultxs construyen miradas hacia los jóvenes?
Este fue el trabajo realizado hasta el momento, en donde se indagó acerca de las representaciones de la adolescencia por parte del equipo de salud y personal adultx de las escuelas y de la zona. Suele dominar la concepción de adolescencia desde la perspectiva de cambios físicos, como momento de la vida y no como una construcción sociohistórica. Esto lleva a que se compare la propia adolescencia con la actual sin concebir los cambios socio-históricos que se han ido produciendo. Fue necesario entonces comenzar a trabajar con el equipo de salud estas representaciones, las normativas y nuestra responsabilidad como efectores de salud frente a los y las adolescentes.

- ¿Cómo dar a conocer y promover los derechos de accesibilidad a la salud a los jóvenes?
Implica trabajar tanto en el equipo de salud como con adolescentes acerca de los derechos. Esto dio lugar no solo a un aumento de consultas por parte de adolescentes a los diferentes servicios sino también a la participación de lxs jóvenes en la construcción de los dispositivos de salud: Consultorio Adolescente y Asesoría Escolar en el Colegio Gorriti.
- ¿Cómo trabajar la implicación de lo que les sucede a los y las adolescentes con esas miradas?

En este sentido es importante considerar la subjetividad adolescente, los modos en que ellxs tramitan la relación con el otrx adultx y con el otrx par. Esta “mirada” que está constantemente en juego en las relaciones que establecen los adolescentes entre ellxs o con adultos (“me van a mirar mal”, “Los chicos del barrio pelean cuando se miran mal”).
Desde el Consultorio adolescente creemos que estas preguntas que se concretizan en líneas de acción son posibles: el trabajo con el equipo de salud y los adultxs así como también con los y las adolescentes.
Consultorio adolescente: más que cuatro paredes
Es así como además de la atención clínica en consultorio, se amplía el trabajo hacia las diferentes escuelas de la zona. El por qué elegir trabajar con las escuelas es una decisión que comprende las premisas del trabajo interdisciplinario e intersectorial y la consideración de que las problemáticas que atendemos son complejas y requieren la diversidad de miradas para una comprensión amplia y compleja.
Considero que la institución escolar es un espacio en el cual los y las adolescentes transitan gran parte de sus vidas, que recepta problemáticas y potencialidades de los contextos, lo cual deviene en lugar-oportunidad para trabajar esos contextos y las juventudes.
Actualmente el trabajo del consultorio se concentra en tres escuelas secundarias de la zona: Colegio San José, Batalla de Salta y Colegio Gorriti. En esta oportunidad solo comentaré una breve experiencia de trabajo en las Asesorías Escolares del Colegio J. M. Gorriti.
Las Asesorías Escolares es un proyecto de articulación entre Ministerio de Salud de Nación y Ministerio de Educación de Nación que comienza en el año 2015. Asistimos de diferentes servicios: trabajo social, psicología, pediatría, ginecología y nutrición. Nuestro objetivo es estar con los y las adolescentes, conocer sus inquietudes y resolver las dudas, consultas acerca de sus vidas, su salud, sus proyectos, su sexualidad y que con el equipo de salud podamos acompañar.
Ante el recorrido que ya llevamos en esta escuela, se generan espacios de diálogo con adolescentes (muchas veces en los pasillos de la escuela) que permiten comprender acerca de la realidad que viven día a día en torno a su salud, sus vidas, sus cuerpos, sus pares. La familiaridad y la confianza que se fue generando gradualmente con ellxs produce que el modo de intervención comience a variar. En un inicio se restringía a un stand de salud, en este último tiempo se han ido conformando algunos grupos de adolescentes que realizan sus consultas, comentarios según sus intereses.
“Nos pueden dar una charla de embarazos, no de los métodos anticonceptivos sino de cómo se da un embarazo en una chica adolescente. Y qué tiene que hacer si no cuenta con el apoyo de sus padres” (Adolescente de 14 años).

En estos momentos en la Asesoría dominan las preguntas por los embarazos adolescentes, cuestión que aparece como preocupación pero a la vez como curiosidad. El grupo de chicas que nos plantean esta inquietud buscan en nosotras una “charla” acerca del tema ante lo cual nosotras proponemos un espacio de diálogo y de construcción de esta idea.
En estos proyectos fui construyendo mi rol desde el lugar de acompañante e interlocutora dialógica con los y las adolescentes. Intentando constantemente no ubicarme del lugar absoluto del saber y poder pensar juntxs lo que les preocupa, poder problematizar las concepciones que se tenían en el grupo sobre embarazo adolescente nos permitió abrir el panorama con preguntas que fueron orientando la conversación ¿por qué una mujer se embaraza? ¿Por qué una mujer aborta? ¿Por qué el embarazo adolescente deviene en un estigma y a la vez enigma para estxs jóvenes? Poco a poco, desde el vínculo construido se va generando la confianza para implicarse en aquello que preguntan y comentan. En un inicio todo parecía sucederle a “amigas/os, conocidxs” y gradualmente se empiezan a preguntar por sí mismxs. Se suman a estos espacios algunos varones, lo cual al inicio era motivo para que las mujeres no hablaran, comienzan a aceptar sus presencias en el espacio y a intercambiar con ellos.
Considero que estos espacios devienen en potencias para pensar las problemáticas que actualmente desde Salud nos ocupamos pero en un diálogo con lo que los y las adolescentes conciben acerca de las mismas. Como desafío nos queda continuar sistematizando las experiencias de diálogo, abordar los intereses de los y las adolescentes de manera compleja, compartir lo vivido con miembros de la escuela y compañerxs del centro de salud.
Bibliografía
Unicef (2012) Guía de recomendaciones para la atención integral de adolescentes en espacios de salud amigables y de calidad. Disponible en http://www.unicef.org/argentina/spanish/2012_Guia_Clinica_Sap_Unicef.pdf
Tomasini, M, López, C, Bertarelli, P y García, G (2010). La pelea entre jóvenes: búsqueda de reconocimiento social en un cruce de miradas. II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
Dobles Oropeza, I. (s.f). La dimensión ética en el trabajo con grupos y comunidades. Universidad de Costa Rica. San José de Costa Rica: [no publicado].
Organización Panamericana de la Salud (2007). Renovación de la Atención Primaria de Salud en las Américas: documento de posición de la Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud. Washington; Autor.
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