El Rol del Psicólogo Comunitario: entre la Errancia y el Aprendiz-aje
- Lic. Balestrini Diego
- 9 oct 2017
- 8 Min. de lectura

Juego de cartas DIXIT
Me gustaría hacer jugar diversos conceptos que considero aplicables a este término en el que se implican tanto la teoría como la praxis. Y así encontrar diferentes maneras del hacer que atraviesan nuestro rol (las imágenes utilizadas son de un juego de mesa llamado DIXIT)
El Errante
Tomo como comienzo de este espacio la errancia, y de él me ayudo de lo que menciona Duschatzky:
“Para Maffesoli (2004), el impulso de la vida errante tiende a resurgir en lugar de o contra el confinamiento domiciliario que predominó en la modernidad. Pero sospechamos que esta errancia no es una suerte de rechazo, una fuga del encierro o una respuesta reactiva a una circunstancia opresiva, sino un efecto vital de un estado de interperie. La vida errante no es un deambular inerte sino una disposición activa a tomar lo que irrumpe y agenciar algo en torno de eso.” (2007: p. 89)

Agenciar frente a lo que irrumpe, frente a aquello que se presenta, y esto me compromete, me arranca de los estados hegemónicos de actuación, tradicionales o habituales. El consultorio en este caso es un espacio que está y es parte de nuestro quehacer, pero además la intemperie nos evoca y convoca, nos provoca y cuestiona, errante nos dice el diccionario de la real academia española, hace alusión a: “Que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo”, y tan es así, que nuestro asiento camina con nosotros y acompaña. Errante se asocia con devenir: “(…) el errante aprende que más vale conectarse con la transitoriedad y el devenir que ser presa del ideal. (…)” (Duschatzky, S. 2007: p 90).
La errancia me acerca más a una definición de mi rol, porque muchas veces lo transitorio nos busca y los devenires nos encuentran y es cuestión de no ahogarse con lo que va sucediendo, y encontrar la manera de saber hacer con lo que hay. Mi recorrido me llevó por grupos de jóvenes y niños que transitaban el barrio y con él las adversidades del mismo, el cuestionamiento era pues, ¿Qué hacer con la violencia que existe? ¿Cómo avanzar con estos grupos?, pues sin desesperar, lo que me acompaña como respuesta es la palabra proceso.
Este ítem se asocia con el que sigue, el caminante.
El Caminante
Abro aquí el espacio para pensar recorridos, para charlar búsquedas:
“(…) De Certeau sostenía que el caminante lee la ciudad como si fuera un poema y la usa como el hablante a su propia lengua. Hay lugares que para él son neutros (elipsis), mientras que otros representan más de lo que aparentan (sinécdoque). Así, en su andar el caminante va construyendo un texto paralelo, un poema urbano, e impone al orden externo de la ciudad su propia ley de consumidor del espacio. De allí que “el espacio, para él, sea un lugar practicado, un cruce de elementos en movimiento: los caminantes son los que transforman en espacio la calle geométricamente definida como lugar por el urbanismo” (Duschatzky, S. 2007: p. 76)

Un poema que también habla de la subjetividad de cada ser, caminante de espacios, de centros, de esquinas, de lo alejado, un poema que entrelaza lo vivido, producto de aconteceres y vivencias.
Entender el rol como caminante hace alusión a trayecto, entenderes, saberes, transitares, terrenos, entrecruzamientos, pausas, movimientos y como dije antes, a procesos.
Parecemos a veces turistas, que caminan el barrio, que preguntan a los vecinos que salen a limpiar la vereda, que observan con interés cada resquicio de la zona, que siguen un mapita para no perderse y que entran a cada institución que ven para saber qué hacen, asocio la imagen con la idea de un sujeto frente a lo nuevo, frente a un terreno aún sin explorar por este sujeto que se inserta, que posee ya una historia y un devenir, pero que es tarea de uno ir desandando esos recorridos, tal vez con un sentimiento de curiosidad, ansiedad y desconocimiento, que lo lleva a salir a “explorar”.
Parecemos a veces nuevos vecinos preocupados por lo que sucede alrededor, armando redes, buscando defensas, o tapando baches en búsqueda de soluciones a los problemas, pero que saben que no pueden echar raíces porque dentro de años o días deben abandonar ese transitar para andar y desandar otros.
Parecemos a veces cazadores de oportunidades, escuchando, estando atentos, buscando resquicios, caminando junto a otros en esta travesía que hace a nuestro rol, no solo en los barrios donde nos sumergimos, sino también en las consultas privadas donde nos encontramos con el sufrimiento de otro.
Estos pareceres son solo eso, pareceres, pues no llevan la idea de proceso, que si acompaña nuestro rol como Psicólogos Comunitarios.
L@s Senti/pensantes en Mesa Redonda

Aquí nos encontramos con otro, con otros que están en la misma situación, que tienen objetivos parecidos o, tal vez no, nos encontramos con instituciones que buscan abarcar las situaciones que desbordan, y allí, tal vez en una reunión de red, en una charla con vecinos, mirar estos acontecimientos desde diferentes puntos de vista, aquí lo que hace a nuestro rol, es el trabajo en equipo, que muchas veces no está presente y otra si, en algunos casos se arma de a poco y en otros quizás se arma más rápidamente, ¿Qué hace un psicólogo sentado en una mesa con otros profesionales o vecinos? Pues elabora junto a otros estrategias de actuación para poder paliar ciertas situaciones o prevenir hechos, puede ser un lugar para armar un festival de jóvenes, o preparar el día de la madre o del padre, las opciones son infinitas, sin embargo desde mi posición como Psicólogo no pierdo de vista a lo que hace y atraviesa nuestro quehacer, la salud mental de los pueblos, barrios, instituciones, es decir que lo que también hace a nuestro rol como Psicólogos Comunitarios es el trabajo junto a otros, interdisciplinario y/o de equipo de colegas, dejando un poco de lado la imagen del psicólogo solitario en consultorio.
Aquí de lo que se trata es de establecer redes de apoyo, para la comunidad, para la institución y para el profesional, apoyándose, apoyandonos y apoyándome en el hecho comprobable de que no trabajamos solos, sino junto a otrxs. Para eso las reuniones de equipo, para eso las reuniones de red, para eso los ateneos de salud mental, y los grupos de WhatsApp.
El Artista y Artesano

He descubierto que mi rol durante este transcurso del año, y los anteriores estuvieron atravesados por las manifestaciones artísticas, tanto con los niños de 7º como con los jóvenes de la Villa en la que estoy trabajando, en sus múltiples formas, canto, baile, pintura, stensiles con aerosol, y me llevan a pensar en el rol del Psicólogo Comunitario como un quehacer artístico, también expresivo, donde a diferencia de los pintores donde observan un lienzo en blanco, donde explayar su inconsciente, nuestro lienzo, mi lienzo ya está repleto de colores en movimiento densos, blandos, oscuros, suaves, y es aquí donde el artista y artesano crea con lo que hay allí, sabiendo además que él con su pincel agregara otro color a ese gran lienzo
El artista inventa, crea, posee herramientas, confía en su inconsciente, se explaya, se esparce por el espacio, se pinta, observa el entorno, se mancha las manos con colores y quiere dejar algo de él allí, donde sea, mostrar su idea, su manera de expresión, su arte, su ser, encontrarse, también, en lo que crea, que deje algo también en él.
Tanto el artista como el artesano buscan las formas de encontrarse en lo que crean, en lo que creen y dejan que los otros se encuentren con ellos en sus subjetividades, en lo que crearon y también en lo que creyeron.
El Psilósofo
Neologismo entre Psicólogo y Filósofo crítico o tábano de Sócrates. Algo que también he de caracterizar en nuestro rol, mi rol, es la capacidad de problematizar los hechos, de preguntar al otro para que como en el método de la mayéutica de Sócrates se pueda parir una idea, que no es la verdad pero si un posible acercamiento a un fragmento de la misma.
Problematizar, desnaturalizar, pensarse a sí mismos, cuestionar el ambiente, y lo hegemónico, las creencias y lo establecido son algunas de la herencia de mi profesión y de mi voluntad. Pero a qué nos referimos con estos conceptos, ¿que se denaturaliza, se problematiza? Pues cuando nos referimos al hecho del “des”, hago referencia a los habitus, naturalizaciones y familiarizaciones, es Maritza Montero, quien nos hace el acercamiento a estos conceptos, definiéndolos como:

“(…) modos de enfrentar la vida cotidiana, algunos de los cuales son considerados como la manera natural de ser y de hacer en el mundo, como si fuesen parte de la esencia de las cosas. A la vez, suponen una codificación no expresa que incluye expectativas sociales respecto de los propios habitus (ni se espera ni se piensa que se pueda actuar de otra manera), hasta el punto de anticipar las consecuencias de esas acciones, con lo cual también sirven de enlaces coyunturales entre diversas situaciones, reproduciendo las estructuras sociales que los han generado. Tales características facilitan ciertamente la vida social, pues si debiésemos pensar continuamente sobre cada acción que llevamos a cabo para producir nuestra cotidianidad, probablemente dejaría de ser tal, ya que nos tomaría una buena parte del día llegar a establecer la cadena de decisiones y de acciones que construye lo cotidiano. Pero, al mismo tiempo, la habituación lleva a admitir y reproducir irreflexiva, acríticamente, de manera consciente, circunstancias de vida que pueden ser perjudiciales para las personas.” (Montero, M. 2004: p. 124)
Es aquí, donde viene a jugar un papel importante la acción de problematizar, de poner en duda y dejarnos estar en esa posición muchas veces cuesta, porque es una manera de confrontación, de “resistencia”, o “microresistencias” frente a lo establecido. Siguiendo con la autora problematizar hace alusión al: “Proceso de análisis crítico de las circunstancias de vida y del rol que en ellas desempeña la persona, que cuestiona las explicaciones y las consideraciones habituales acerca de esas circunstancias.” (Montero, M. 2004: p. 142)
Así como desnaturalizar es:
“Examen crítico de aquellas nociones, creencias y procedimientos que sostienen los modos de hacer y de comprender en la vida cotidiana, de tal manera que lo naturalizado sea desprovisto de su naturalidad mostrando su carácter construido. Consiste en problematizar el carácter esencial y natural adjudicado a ciertos hechos o relaciones, revelando sus contradicciones, así como su vinculación con intereses sociales o políticos.” (Montero, M. 2004: p. 139)
Pienso que nosotros como Psicólogos/as en el quehacer cotidiano estamos predispuestos a abrir espacios para la duda, para la incertidumbre, para el cuestionamiento de las costumbres y hábitos de los pacientes, cuando observamos que pueden ser perjudiciales para ellos/as, al igual que cuando trabajamos con comunidades o con grupos, sin perder el respeto por el otro y abriendo el espacio a la duda, sería muy cómodo y neurótico no preguntar, no cuestionar, estar de acuerdo con todo y con todos. En la pregunta nos posicionamos como sujetos dispuestos a saber, nos damos cuenta de la falta y aprendemos de esta duda, en este sentido también aparece la humildad, porque para recibir algo nuevo, debemos deshacernos de lo anterior que no sirve o perjudica.
Por eso es muy interesante asociar este item al que sigue, al del aprendiz.
El Aprendiz

¿Qué decir aquí? Solo que siempre estamos aprendiendo, siempre debemos actualizarnos, somos alumnos de la vida, y aprendices de nuestra profesión. Hay muchos maestros en la vida, solo debemos dejarnos encontrar, y darnos el permiso para hacerlo.
Una breve conclusión
Como Psicólogo Comunitario, utilice estas imágenes para acercarme a una categorización de nuestro rol y no adrede enhebre la tela con los términos: Errante, Caminante, Artista y Artesano, Ser Senti/pensante en mesa redonda, Psilosofo, y Aprendiz. Los entiendo como pequeños reflectores que simbolizan nuestras prácticas en terreno y con las comunidades. El objetivo es que estas imágenes se asocien con las ideas de que nuestro Rol esta imbuido tanto por la labor en terreno, el trabajo en equipo, la construcción y desconstrucción de conceptos, creación junto a otros, como el continuo aprendizaje que se obtiene dentro y fuera del consultorio.
Bibliografía
Duschatzky, S. (2007). “Maestros Errantes”. Buenos Aires: Paidos.
Montero, M. (2004). “Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y proceso”. Buenos Aires Argentina: Paidos.
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