Entre Desgastes y Alternativas / Tensiones y Aperturas
- Psic. Stella Pérez Arana
- 22 ene 2018
- 11 Min. de lectura
“En tiempos de incertidumbre y desesperanza,
es imprescindible gestar proyectos colectivos
desde donde planificar la esperanza junto a otros.”
Enrique Pichon-Riviére

El recorrido que compartiré a continuación, se enmarca en lo que denominamos Lectura de la Realidad Comunitaria (en adelante LRC), la cual se desarrolla durante el segundo semestre del proceso de formación de la Residencia de Psicología Comunitaria que depende del Programa de Residencias del Sistema de Salud Pública de la Provincia de Salta y por lo tanto, sigue un calendario académico. Esto me lleva a pensar que cada etapa que transitamos nunca es aislada de la anteriormente vivida; es así que optamos por hablar de “Lecturas”[1] por la amplitud que implica, y no de diagnóstico, por considerarlo -un momento del proceso- más cerrado y acabado. Entonces, ¿por qué partimos de lecturas previas antes de pensar las intervenciones -propiamente dichas- y durante las mismas, en las instituciones y/o barrios en los que nos encontramos trabajando?
Al adentrarme al Sistema de Salud Pública de la Provincia de Salta, en primer lugar, tuve que situarme, por tratarse de un espacio/ámbito de trabajo desconocido -desde adentro- hasta el momento. Esto fue posibilitado tanto por el Equipo Coordinador de la Residencia de Psicología Comunitaria, como por mis compañerxs más avanzados en el tema. En este sentido, se trató de comprender la configuración del sistema en su estructura organizacional, jerárquica y relacional: cuál es el sentido de trabajar según la división estratégica de Áreas Operativas a través del sistema de referencia local y contrarreferencia, cuáles son las misiones y funciones (prevención, promoción de la salud y asistencia oportuna) de lxs actores que conforman los equipos de los Centros de Salud de Atención Primaria, y cuál es nuestra implicancia/responsabilidades por ser trabajadorxs y efectorxs del Estado. Al mes y medio de haber iniciado el proceso, aterrizamos a los Centros de Salud (en adelante CS) asignados para trabajar durante los años de formación correspondientes. Para ello realicé una Lectura de la Realidad Institucional (en adelante LRI) de un CS de la zona norte de la capital salteña, la cual venía acompañada de lo que pude “leer” previamente en cuanto al Sistema de Salud Pública. Esa instancia me posibilitó comprender la particularidad de la institución en la que comencé a trabajar, particularidad atravesada por su historia, dinámica institucional, ubicación geográfica y trayectoria con la comunidad.
Entonces, estas lecturas que vamos haciendo van encadenándose y tomando distintos niveles y focos, anudándose entre sí. El momento particular de la Lectura de la Realidad con foco en lo comunitario nos posibilita re-conocer dónde estamos parados para caminar/trabajar, cuáles son los recursos con los que contamos actualmente, cuáles son las problemáticas que hoy en día nos aquejan, con quiénes contamos para abordarlas -referentes de la comunidad y de las instituciones-, qué del pasado puede funcionar como soporte para pensar y continuar, cuáles son las posibilidades de transformación local, y muchas otras preguntas que seguramente iremos encontrando en el camino. Es en este momento de mi proceso que decido desarrollar en este artículo algunas reflexiones sobre malestares y posibilidades del trabajo del equipo de salud. Resulta relevante preguntarnos sobre la pertinencia de poner el acento en lo institucional: ¿qué sentido tiene detenernos en lo institucional cuando nos encontramos realizando una Lectura de la Realidad Comunitaria?
Al respecto, Torres (2016) nos comparte que sin duda existirá un camino de ida y vuelta entre lo personal y lo institucional, sugiriendo registrar las fuerzas de las lógicas institucionales para tallar los significados propios. Por consiguiente, cualquiera sea la intervención comunitaria que realicemos, se encontrará mediada e inscripta por marcos institucionales que nos posibilitan reflexionar sobre los sentidos del trabajo que nos encontramos realizando. De esta manera, ningún proceso planificado y sustentable surge sólo de voluntades personales, sino que se inscribe en devenires e ideologías ajenas, respondiendo a una cultura organizacional. Dichas variables desencadenan diversas relaciones, que es fundamental conocer, para entender en qué punto las intenciones o valores personales se fragmentan o transforman en otros.
Malestares en Movimiento
A continuación intentaré abordar algunas de las afectaciones y efectos producidos por los cambios que se dieron en el contexto, particularmente en el último año. Estas transformaciones corresponden tanto a decisiones que se vienen tomando a nivel macrosocial-político (políticas nacionales), como al proyecto provincial de reestructuración y refuncionalización del Primer Nivel de Atención[2], impactando directamente en la esfera de lo microsocial, es decir, dentro del equipo del CS del que soy parte y en la comunidad con la que trabajamos. Estos efectos se vislumbraron en vivencias y experiencias que generaron situaciones tensionantes, desgastantes, desmotivantes y de angustias, pero también de oportunidades y quehaceres para el encuentro con otrxs, lo cual me convoca a detenerme y reflexionar. ¿De qué manera nos interpelan estos cambios?, ¿qué responsabilidades tenemos como efectores del Estado?, ¿cómo se significa lo comunitario desde lógicas institucionales?, ¿cómo continuamos trabajando en un ámbito de constantes movimientos?
En la LRI, uno de los aspectos que resalté como potencia para el trabajo en APS fue la trayectoria y la pertenencia de los miembros del equipo al CS, entendiendo que dicha pertenencia influye directamente en los vínculos que se construye con la población, siendo un indicador el reconocimiento de los miembros del equipo como referentes del lugar. Considerando esta estabilidad, cabe destacar que a mediados del mes de diciembre del año 2016 se produjeron dos cambios significativos en el equipo -sin previo aviso- de dos compañeras del CS (siendo trasladadas a otros servicios). Esto repercutió directamente en el área de Psicología (descubierta por cuatro meses y afectándome personalmente de manera inmediata) y de Odontología, quedando la jefa del servicio -sola- a cargo del consultorio odontológico en simultáneo con todas las tareas que conlleva la función de jefatura.
Me detengo en este punto porque devela un momento clave de fractura. Por un lado, para un equipo que venía trabajando de forma consolidada hace más de siete años; y por otro lado, usuarixs y vecinxs de la comunidad también comunicaban sus malestares a partir de los movimientos manifestados. Algunas de las siguientes expresiones, de las personas que requieren del servicio de salud mental, dan cuenta de ello: “¿A usted también la van a trasladar?”, “¿dónde se fue la otra Lic.? porque ella estaba ayudando a toda mi familia y de pronto nos damos con que ya no viene más y la necesitamos. Yo iré a buscarla a donde sea”, “¿cuándo habrá turnos para psicología de nuevo?”. Miembros del equipo enunciaron: “¿qué harás ahora, quién estará a tu cargo?”, “vamos a necesitar que nos ayudes a explicarles a las personas que no habrá psicóloga por un tiempo”, “me siento agotada, fragmentada. No es justo que nos hagan esto y que destruyan porque sí a un equipo, a ellos no les importa nada, ni las personas, por esos nos manejan a su antojo”, “es un desgaste cómo nos tratan y se dirigen hacia nosotros. La autoridad que nos imponen no nos dan margen para la motivación”.
En ese momento, especialmente a principios del presente año (coincidiendo con el inicio del año escolar y por lo tanto con la demanda específica de certificados escolares), el clima se mostraba poco alentador al contar con dos recursos humanos menos en la institución, en un ambiente de incertidumbre e inestabilidad. En esta situación, signada por múltiples exigencias como la asistencia a reuniones sobre nuevos protocolos de salud, la conformación de un Consejo Asesor Sanitario (CAS) -cuando ya funciona una Red Institucional desde hace ocho años-, la construcción de un convenio de gestión, el cambio de autoridades, se evidenció una demanda desbordada y consumida por lo asistencial.
Al respecto, Cucco (2009) refiere que muchas veces, los malestares de lxs integrantes de un equipo de trabajo, son expresión de la encrucijada entre malestares de la población y los mandatos institucionales, encrucijada no decodificada ni canalizada que perpetúa tanto el desencuentro como la insatisfacción por ambas partes. Ante el panorama descripto, me preguntaba: ¿cómo realizar una LRC junto a mis compañerxs, cuando el equipo se encuentra sobreexigido por la asistencia?, ¿con quiénes podría trabajar en este contexto? Estas preguntas me llevaron a pensar en posibilidades y estrategias de abordaje para realizar mi tarea -conocer la comunidad-, y a su vez, conocer los deseos de mis compañerxs de trabajo.
En este sentido, es que se apuesta a la construcción de salud integral junto a otrxs, entendiendo por otrxs a la otredad con la que nos encontramos y que se presenta como desafío para trabajar; otredad como la comunidad con la que interactuamos y gestamos vínculos, los miembros del CS con los que construimos equipos de trabajo, las instituciones que demandan el servicio de salud y visceversa. Esta construcción requiere y busca pensar posibilidades de afrontamiento a las problemáticas complejas de la cotidianidad, las cuales conllevan sufrimiento que puede generarnos sensaciones de impotencia.
En consecuencia, nos damos cuenta que solos no podemos abordarlas y pareciera que uno de los pasos para hacerlo, sería comenzando por la deconstrucción de lo que nos obstaculiza, des-haciendo lo que genera malestar a través del registro de incomodidades, por medio de la co-construcción de alternativas que vamos recreando y encontrando en el camino. De esta manera, mediante diálogos, escuchas y encuentros, vamos descubriendo que somos protagonistas de nuestras realidades y que por tanto podemos transformarlas, habilitándonos en nuestro rol, habitando los espacios de encuentros, plasmando proyectos locales, reactivando redes (con redes) para sostenernos y pensar en conjunto cómo seguimos.
“Sacar belleza de este caos es virtud”
Recupero esta frase de Cerati (2009) para hacer referencia a los movimientos, cambios y efectos que se vienen dando con el equipo. Estos movimientos hacen alusión a diferentes necesidades que van aconteciendo, y a su búsqueda de respuestas mediante la implementación de nuevas actividades comunitarias. En este sentido, Pastrana (s.f.) plantea
“sabemos, que las actividades comunitarias son el único modo de lograr la promoción de la salud. La promoción de la salud no es cosa de los servicios sanitarios sino de las poblaciones y su modo de vida. Y los cambios en el modo de vida de las gentes sólo se hacen con su participación” (p. 4).
Retomando la situación del traslado de dos miembros del equipo, a medida que se producían, llegaban nuevas demandas institucionales de otros niveles jerárquicos para ser respondidos a la brevedad, como ser la conformación de un CAS en 15 días. Ante el pedido, se reconoció que la zona ya contaba con una Red Institucional y que esa demanda se la tomaría para re-invitar a otras instituciones y personas que no vienen participando de los encuentros de Red. Las invitaciones fueron el vehículo de acercamiento y diálogo, de lo que se intenta hacer -trabajo intersectorial- y también fue ocasión para la presentación de mi rol como miembro del equipo del CS (psicóloga comunitaria como figura nueva en la institución y en la zona) aprovechando para comentarles que me encontraba recorriendo y conociendo los barrios, referentes e instituciones de la zona.
La dimensión deseante como productora de vida
A partir del recorrido desarrollado hasta aquí, en este punto considero pertinente compartir una de las actividades que fue posible y significativa por sus efectos; los cuales tienen que ver con creer en el trabajo colectivo como motor, con la creatividad infinita de lxs actores involucrados; potencialidad y riqueza de la tarea grupal, institucional y comunitaria.
En esta ocasión, me detendré en la problemática del VIH y sus posibilidades de abordaje, considerando las diversas situaciones que confluyeron y fueron configurando el camino que aquí reconstruyo.
Por un lado, en la primera reunión como CAS (diciembre de 2016), se propuso realizar una campaña preventiva por el día mundial de la lucha contra el SIDA, manifestando la preocupación por los jóvenes, el consumo y sus prácticas sexuales. Por otra parte, aconteció la llegada al CS de dos pacientes portadoras del virus de VIH que nos movilizaron por sus historias de vida y nos interpelaron en la práctica. Habiendo tomado conocimiento de la existencia del tal Programa a través de una experiencia junto a compañeras de la Residencia que venían trabajando en la temática, pude compartir en esta ocasión dicho conocimiento, lo cual fue puntapié para comenzar a articular con ellos como nexo entre la Red y el CS.
Ante el pedido de campaña, el programa respondió explicitando la forma de trabajar que tienen junto a sus objetivos, manifestando que la idea es realizar un trabajo constante y sostenido en el tiempo, y que una sola campaña por su día conmemorativo mucho sentido no tendría. Esto fue devuelto a la Red como al equipo y resultó estratégico para pensar en los sentidos y las modalidades de abordaje. Así se comenzó con una reunión entre los referentes del programa, miembros del CS y de la Red. Allí se pudo trabajar en torno a diversos conceptos/representaciones que tenemos en cuanto a la problemática y temas vinculados como la educación en salud sexual. Al concretar dicha reunión, se concluyó con la propuesta (por parte de lxs coordinadores del programa y por su intermedio) de presentar un proyecto a la Subsecretaría de Medicina Social, para la conformación de un CePAT “Centro de Prevención, Asesoramiento y Testeo”.
Algunas de las repercusiones al respecto fueron: “todo lo que sume y aporte para ayudar a las personas a mí me interesa aprender, por más que en este momento estemos hasta las manos con todo lo que hay que hacer”; “...además este proyecto va a servir para que se involucren otras personas...”; “es importante que participemos en este tipo de actividades porque necesitamos oxigenarnos y salirnos un poco de la atención”.
Destaco la potencia de estos decires de integrantes del equipo, ya que en ellxs se manifiestan sus deseos, en un contexto sobreexigido por la atención y la productividad. Estos deseos - esta dimensión deseante y su activación -, permiten aunar esfuerzos para encontrar alternativas ante lo que nos afecta, en este caso, entre los actuales recursos sanitarios de atención primaria y los sociales; porque se asume que las funciones del CS van desde las prestaciones asistenciales hasta la promoción de salud guiados por la estrategia de APS como herramienta eficiente y necesaria para el cambio.

En este sentido, se elaboró el proyecto junto a la jefa del servicio, figura primordial para autorizar y habilitar a los referentes a destinar horas de trabajo en los testeos (pre-test y pos-test) como para la Consejería requerida en “Salud Sexual Integral” y reuniones informativas de equipo; invitándolxs a formar parte del CePAT. Dicha invitación consistió en acercarse a lxs miembros del equipo para compartir el proyecto y conversar sobre su sentido (propuesta de reorganización del trabajo en salud en espacios particulares como la sala de espera, la calle, instituciones; a través de acciones promocionales y preventivas, potenciando las instancias de asesoramiento cara a cara, como la realización de actividades alternativas que fomenten la participación de todos los involucrados en el proceso diagnóstico). Es así que se propusieron lxs referentes, conformándose un grupo heterogéneo entre diversas áreas (enfermería, nutrición, odontología y psicología) quienes reconocieron experiencias previas y trayectorias. De esta manera surgieron actividades previas a la campaña de testeo, como charlas en la sala de espera con la participación de otrxs actores (referentes barriales y de la red, administrativos, ordenanza, pediatras, enfermerxs). En una de ellas, se proyectó un video sobre mitos y prejuicios en relación al VIH-SIDA (primeramente a personal del equipo y luego a usuarixs del servicio). Los efectos de estas actividades devinieron en diversas ideas y propuestas para la difusión de la campaña como ser la reutilización de recursos disponibles en el CS (pizarrones, programas informáticos, soportes varios de artículos de librería).
De este modo, resalto lo aportado por Carballeda (s.f.) quien sostiene que “el trabajo en equipo se presenta como una posibilidad de construir algo diferente en la medida que pueda incorporar el concepto de diálogo por encima del de imposición” (p. 3).

Para concluir este despliegue de ideas, experiencias y sentires, me pregunto sobre mi rol como psicóloga comunitaria en un CS y las relaciones con el momento del proceso en el que me encuentro (LRC). Porque no se trata sólo de conocer el contexto (con sus recursos, problemáticas e historias) donde nos situamos antes de intervenir, sino que además, esta lectura nos permite reforzar los vínculos que venimos co-construyendo desde un comienzo y a su vez, nos posibilita gestar nuevos lazos a partir de lo que acontece. Considero que uno de los desafíos para continuar será sostener y potenciar los espacios de trabajo conjunto, articulados y en equipo -ya sea adentro o afuera de la institución- buscando desde la estrategia de APS la transformación social, la cual puede ser posible incidiendo en problemáticas sociales mediante la intervención con otrxs, en los lugares donde nos encontramos y habitamos, surgiendo otros modos de hacer que devienen en potencias.
Bibliografía:
Aguiló, E. (2008) Contexto actual de la Atención Primaria: Dificultades y oportunidades para las actividades comunitarias. Revista clínica electrónica en Atención Primaria. (16). Disponible en http://www.fbjoseplaporte.org / www.procc.org
Barrault, O. (2006) Lectura de la realidad en la Psicología Comunitaria. Ficha de cátedra. Estrategias de intervención comunitaria. Facultad de psicología. U.N.C.
Carballeda, J. (s/f) La interdisciplina como diálogo. Una visión desde el campo de la salud. Recuperado de: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/salud/dircap/mat/matbiblio/carballeda,pdf
Cucco, M. (2009) El rol profesional en la institución pública. Desgastes y alternativas. Madrid: Centro Marie Langer / www.procc.org
Guía de Desarrollo y Fortalecimiento de Centros de Prevención, Asesoramiento y Testeo en VIH y sífilis (Ce.PAT) Un modelo de atención para promover la accesibilidad al test de VIH y sífilis con asesoramiento (2013) Ministerio de la Salud de la Nación.
Torres A. (2016) Reinvención de lo Comunitario: hacia una ciencia domiciliada en América Latina. Ed. El Ágora, Argentina.
[1] En este sentido, entiendo por Lectura a un proceso que se caracteriza por ser abierto, inacabado, flexible, situado, dinámico; es decir, un proceso de construcción permanente, de aprendizajes junto a otrxs, de esta manera se apunta a un recorte de la situación actual y local de las tantas lecturas posibles a realizar.
[2] Para mayor información en relación a dicho proyecto, se encuentra disponible el siguiente artículo: http://repsicom.wixsite.com/blog-repsicom/single-post/2017/06/27/%C2%BFQu%C3%A9-se-defiende-cuando-se-defiende-el-Primer-Nivel-de-Atenci%C3%B3n
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