Encuentros de sororidad. Construcción de un espacio junto a mujeres en un comedor infantil.
- Lic. Lucía D'Arterio - luciadarterio@gmail.com
- 3 abr 2018
- 8 Min. de lectura

Introducción
Este artículo tiene la intención de sistematizar un proceso con mujeres en un comedor de un barrio periférico de la ciudad de Salta. El mismo se enmarca desde el rol de psicóloga Comunitaria en un centro de Salud de Salta Capital. [1]
En primer lugar de forma descriptiva se comentaran los inicios de este espacio que parten de procesos construidos con actores del Centro de Salud. Luego reflexiones en torno a las miradas de género atravesadas por lógicas territoriales en contextos macro y también micro. Para finalizar una reflexión sobre las perspectivas de género como parte fundamental de las políticas públicas, los atravesamientos con la psicología comunitaria y la visualización de los espacios de mujeres como grupos potentes y recursos en los barrios.
Vamos desandando este camino
Los comienzos de este espacio parten de la lectura de la realidad institucional. En donde se conoce el vínculo entre el comedor y el CS, que se cimentaba en varios años y articulaciones: Agentes sanitarias, enfermeros, nutricionista y ex residente de psicología comunitaria. Como parte del rol la intención fue continuar con un proceso que venía siendo con otrxs, recuperar lo construido históricamente resultaba fundamental .En años anteriores la Residente Mariana Tognoli que participaba de un espacio en el comedor menciona:
“La apuesta fue acercarme con propuestas de salud, que permitan incorporar herramientas, impulsar el intercambio y resignificar el espacio. La decisión de plantear acciones desde salud encontraba sus raíces, por un lado en mi dependencia institucional al centro de Salud del barrio”. (2014, p.22)
Sumando también los atravesamientos de la lectura de la realidad comunitaria donde se visualizaba:
Se observa, por un lado, un grupo de mujeres adultas que circulan en un espacio territorial ligado a lo cotidiano y a estar sólo en el ámbito privado y a las tareas domésticas, sin lugar al intercambio con otros u otras. Por otra parte, los lugares externos al ámbito doméstico, se frecuentan al acompañar a los hijos en actividades “afuera de los colegios”. También aparecen sitios de encuentro entre mujeres como apoyo y ayuda en la economía doméstica. (2015, p:55)
Se podría inferir que estos roles aprendidos, e internalizados marcan los lugares territoriales y geográficos donde las mujeres circulan cotidianamente e instituye las prácticas, acciones, los cuerpos, los pasos y los recorridos barriales.
A su vez acompañar procesos con otros grupos del barrio como las cooperativas del “Ellas Hacen” en donde las mujeres demandaban como problemática la violencia de género.
Todas estas lecturas, recorridos previos y los vínculos con el centro de Salud confluyeron en los acercamientos con el comedor.
Atravesamientos de género y territorialidad
Los recorridos previos por parte del CS marcaron algunas pistas de como continuar en proceso. Estas estaban inscriptas en las demandas específicas de campañas de vacunación en un inicio y a continuación surgieron algunas propuestas:
“A mí me gustaría que charlemos sobre el cáncer de mama, como cuidarnos” (mujer del comedor, registro de campo)
Así comenzaron a generarse encuentros, entre comidas, ollas, mates, la cotidianidad del comedor y temáticas de salud que las mujeres iban proponiendo. Se fueron tejiendo discursos, historias, miradas, risas y preguntas, mientras la comida iba calentándose. A su vez plantearon algunos cuestionamientos en relación a salud sexual
“Yo no sabía lo que eran los métodos anticonceptivos, no había mujeres en mi casa” (mujer del comedor, registro de campo).
De esta forma se armaron otras instancias para intercambiar saberes en torno a salud sexual y reproductiva. Espacio que algunas mujeres antes no habían tenido desde el Centro de salud y aprendizajes de los métodos anticonceptivos.
“Nunca antes había visto un preservativo, mira a la edad que me vengo a enterar como se ponen” (mujer del comedor, registro de campo).
Atravesamientos en torno a la salud sexual que tienen que ver con sus historias, con construcciones sociales e históricas que configuraron a la sexualidad como un tabú, en donde circulaban muchos silencios. Y que ahora ellas mismas se cuestionaban cómo hablar de sexualidad con sus hijos.
“Cuando era chica me habían contado lo de la cigüeña, yo no entendía cómo es que dejaba al bebe” (mujer del comedor, registro de campo).
La función de la escucha fue fundamental en estos espacios para poder captar puntos a seguir profundizando y traer al comedor disparadores para compartir saberes diferentes, de-construir y construir. Es así que también se comunicaron dudas que ellas mismas traían en relación a su rol de madres, en torno a la sexualidad.
“Cuando mi hijo me pregunto cómo se hacen los bebes no sabía que decirle” (mujer del comedor, registro de campo).
“Yo les explique de todo para mi tienen que saber toda la verdad” (mujer del comedor, registro de campo).
La maternidad era un tema que surgió varias veces:
“Queremos charlar sobre los adolescentes, y como ser padres con ellos” (mujer del comedor, registro de campo).
En importante remarcar que en estos casos, el rol no partía de un saber acerca de la crianza de hijxs sino brindar un espacio para poder plantear dudas, experiencias, saberes, compartir y pensar con otrxs lo de les pasa y su experiencia generacional. Como así también de-construir mandatos y efectuar una memoria histórica de sus propios transitar por la adolescencia.
Cabe el interrogante ¿cuál es el rol de la mujer en relación a la crianza? En la lectura de la Realidad Comunitaria surgía la pregunta “¿Por qué los lugares donde se encuentran las mujeres están atados a lo nutricional (comedores, clases de cocina para cocinar a la familia)?” (2016, p: 54). ¿Qué construye el encuentro entre mujeres?
Intentando dar respuesta surgen distintas aristas, que se ponen en tensión y a la vez se complementan. Por un lado siguiendo a Zaldua, menciona:
Es un mandato y un observable que las mujeres cuiden a los otros (…), la satisfacción del cuidar convertido en deber ser, ahistorico, naturalizado como propio deseo. Desarrollando una subjetividad alerta a las necesidades de los otros (2010, p.88)
Ahora bien estos mandatos se reproducen de acuerdo a cada contexto social, cada territorio, barrio, grupo, en cada mujer en su singularidad. Gloria Bonder haciendo un estudio sobre género plantea que hay autores que mencionan:
"la necesidad de la "implosión" de la categoría de género tal como ha sido utilizada hasta ahora, para hacer emerger las múltiples posiciones de género que se derivan de un proceso de subjetivación atravesado por relaciones de poder asimétricas, relativas a la etnicidad, raza, clase, edad, orientación sexual, entre otras"(1998,p.6)
También desde el Observatorio de la mujer se conceptualiza:
"Hoy el género problematiza a los cuerpos humanos sexuados, las subjetividades y orientaciones del deseo en relaciones de poder, analizando las relaciones de género inscriptas cultural e históricamente, e intersectadas por otros imprescindibles marcadores como clase social, edad, pertenencia étnica, nacionalidad, raza, entre otras." (2016, p.18)
Al hablar de múltiples posiciones se puede inferir que las nociones de género adquieren sus particularidades en este barrio y se entrelazan con condiciones económicas y sociales. Lo ligado a lo nutricional del comedor también tiene relación con la subsistencia de familias y una salida o respuesta a necesidades sentidas. Reconstruyendo la historia junto a las mujeres todas coinciden que entraron al comedor por necesidad, algunas ya asistían a otros comedores y al mudarse de barrio se cambiaron a este. Entonces los atravesamientos serian de género, sumando a las condiciones sociales y económicas.
Por el relato de las mujeres se infiere que si bien ingresaron por cuestiones de comensalidad familiar, encontraron otras cosas además del alimento, como ser redes apoyo, la amistad y un lugar distinto:
“En el comedor me olvido de los problemas de mi casa” (mujer del comedor, registro de campo).
“Acá encontramos otras formas de ser mujer, charlamos, nos reímos, después hay que ir a la casa y cocinar, limpiar “(mujer del comedor, registro de campo).
Aparece la grupalidad como sostén, identificación, fortalecimiento entre ellas, de redescubrimiento de otras formas de lo femenino y masculino y la posibilidad de construcción de saberes. Sumarse como parte de estos procesos desde el Centro de Salud habilita a pensar junto a ellas, a generar también accesibilidad en los derechos sexuales y reproductivos (turnos con ginecologxs, médicos, turnos para PAP), a pensar la salud desde una mirada integral en donde pueden participar nutricionistas, enfermeros. Considero que las articulaciones con el Centro de salud y el comedor son históricas, como parte del Rol de Psicóloga Comunitaria pude sumarme a un movimiento que tenía las intervenciones de varias personas en su recorrido.
Grupos de mujeres como potencia
Haciendo una línea histórica por estos años, se empezó la lectura de la realidad Comunitaria preguntando sobre los grupos de mujeres y escuchando de distintas voces la problemática de la violencia de género. Temática que no es menor en una provincia donde en 2017 ya hubo 18 feminicidios y reconociéndonos como parte del Estado que tiene la responsabilidad de intervenir. Se considera que es una problemática en Salud Pública, estamos hablando de muertes de mujeres, historias que arrasan subjetividades y dejan huellas.
Desde el plan quinquenal se menciona como eje transversal:
El Enfoque de Género: Es un proceso mediante el cual se reconocen las diferencias entre mujeres y hombres en términos de sus necesidades y problemas de salud, para planificar acciones integrales adecuadas a sus particularidades biológicas y sociales, garantizando la participación igualitaria de ambos géneros en la toma de decisiones a nivel político, económico y social. (2011:9)
En base a esto surgen varias preguntas si es un eje transversal ¿en qué políticas públicas se evidencian? ¿Por qué los programas destinados a mujeres en salud corresponden en su mayoría a la maternidad y el puerperio? ¿Los abordajes son solo individuales?
Se hace necesario y lo defiendo como bandera visualizar a los grupos de mujeres como dispositivos de abordajes de lo comunitario, de salud pública y como medio para trabajar sobre la violencia de género y la deconstrucción de mandatos naturalizados. En una tensión que va desde problematizar las relaciones de poder en torno al género y también desde la prevención inespecífica sumándose a los espacios de encuentro que tengan que ver con la construcción de lazos.
Potenciar espacios de sororidad que como sostiene Marcela Lagarde:
"La alianza de las mujeres en el compromiso es tan importante como la lucha contra otros fenómenos de la opresión y por crear espacios en que las mujeres puedan desplegar nuevas posibilidades de vida". (2004).
Se traduce en confianza, en apoyo, en búsqueda de estrategias conjuntas, en escucha mutua. A su vez como parte del Rol de Psicóloga Comunitaria poder encontrar múltiples articulaciones entre la perspectiva de género y la psicología Comunitaria
Tomando a Veronica Bisdorff que sostiene:
"El objetivo de la Psicología Comunitaria (…) resume la búsqueda de transformación de las condiciones sociales injustas, definidas por las comunidades con las que se trabaja pero que forman parte de una realidad socio política más amplia. Por su parte desde la perspectiva de género se trabaja con una lectura de la realidad sostenida a partir de relaciones desiguales de poder (…)." (2013, p.8)
Es decir que se encuentran puntos de confluencia: reconociendo las relaciones de poder, los derechos, la naturalización de roles, la problematización como herramienta, las construcciones socio-históricas, las identidades sociales y colectivas, la posibilidad de transformación entre otrxs.
También es importante pensar en una salud pública con perspectiva de género, postura que no es inocente en la provincia de Salta y donde es necesario problematizar lugares y posturas. Entender que hay una construcción social del género y que hay una relación desigual de poder.
A su vez como parte de un posicionamiento ético, el confiar y defender la construcción colectiva, los espacios de encuentro y la potencia de las mujeres cuando se juntan. Lugares que rompen con silencios, salidas de roles construidos (mujer =ámbito doméstico y hombre =publico), visualizar los zonas de sororidad de mujeres como recursos del barrio para unirse a sus movimientos, a sus reflexiones, como lugares y activos en salud. En los cuales podemos sumarnos, apoyarnos y luchar.
BIBLIOGRAFIA
-D´Arterio Maria Lucia (2016) Lectura de la Realidad Comunitaria. Residencia de Psicología Comunitaria. Salta: [no publicado]
- Informe anual (2016) Observatorio de Violencia contra las Mujeres
-Janin Beatriz (S/F) Los adolescentes, riesgos y aperturas posible
-Gloria Bonder (1998) Género y subjetividad: avatares de una relación no evidente.En: “Género y Epistemología: Mujeres y Disciplinas" Programa Interdisciplinario de Estudios de Género (PIEG), Universidad de Chile, 1998.
-Lagarde, Marcela (2004), disponible en http://www.mujerpalabra.net/pensamiento/analisisfeminista/sororidad.htm
-Tognoli Mariana (2014) cuando el contexto se hace texto, devenires de procesos comunitarios
.zaldua G, Stransi MB Y Longo (2010). Vulnerabilidad, género y prácticas de autonomía en dos organizaciones de trabajadores desocupados en General Moscono y conurbano bonaerense. Praxis psicosocial y comunitaria en Salud. Buenos Aires. Eudeba
Notas
[1] Para un mayor acercamiento al tema a desarrollar remitirse a los primeros artículos en el blog http://repsicom.wixsite.com/blog-repsicom/single-post/2016/08/08/Espacios-y-lugares-en-torno-a-la-mujer-y-a-las-mujeres
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