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“El espacio protegido” - Propuestas posibles de dispositivos dentro de otros

  • Lic. Noelia Cañizarez - noe.cnc@hotmail.com
  • 2 jul 2018
  • 10 Min. de lectura


En el siguiente artículo pretendo desplegar la construcción de un dispositivo al que llamamos “Espacio Protegido”, con la idea de recorrer el proceso acompañado de reflexiones que nos fuimos planteando junto al Equipo de Salud y a un grupo de docentes de una Escuela Primaria de la Zona Sur de la Ciudad de Salta, con la cual venimos articulando desde el año 2016.

Acercarse a una institución educativa no es cualquier cosa, la complejidad de esos espacios nos interpela a un constante replanteo. ¿Qué hacemos ahí? ¿Exploramos maneras de hacer “lo comunitario”? ¿Qué nos hace permanecer? ¿Inquietudes, ideas, demandas, intervenciones posibles?

Un posicionamiento claro a la hora de articular formas de trabajo, inquietudes personales de abrir espacios de reflexión en ámbitos educativos, que de alguna manera pude contagiar en el equipo, la apertura de la escuela con apetito de nuevas ideas y miradas: estos y otros factores dieron como resultado la mirada puesta en esta institución, las ideas en este espacio, con estxs docentes, en este barrio, con estos niñxs.

Duschatzky (2017) me ayuda a pensar estos atravesamientos y la relevancia que encuentro en la intervención en la escuela. “La escuela es el territorio en el que se pone a prueba lo común de la existencia” (36) y pensamos entonces que en ese territorio la salud es posible, como “experiencia de otro posible en las relaciones sociales….como experiencia que traspasa parámetros cientificistas de sanidad” (38)


En esta ocasión se nos presentó desde Dirección cierto malestar:

“Yo quisiera intervenir en la mente de los maestros para que piensen desde otro lado”

“Cuando incorporamos algo creativo, lo terminamos escolarizando”

“Necesito algo que nos desestructure”

“Se ha perdido el disfrute de enseñar”


Estos planteamientos, que no solemos recibir por lo general, eran claramente algo disruptivo. En muchas ocasiones las demandas que recibimos son por casos puntuales, de “chicxs problema”, o por talleres de algún tema específico.

Como este caso fue distinto, otros fueron los planteamientos que pusimos a jugar. ¿Coincidimos en que lxs maestrxs están quemadxs, que lxs estudiantes ya no son iguales que antes, que el trabajo y la rutina agotan y que en el mundo de hoy no hay tiempo para parar, que “el tiempo es dinero”? ¿Acaso no compartimos muchas de estas percepciones desde nuestro trabajo en Salud Pública?

Poniendo esto sobre la mesa, comenzamos a reunirnos a planificar lo que serían estos encuentros con docentes. Los tiempos acordados con Dirección fueron encuentros mensuales, de dos horas, con docentes de jornada extendida.

Teniendo en cuenta varios factores intervinientes, la demanda, su discurso, nuestras posibilidades, nuestras intenciones y el sentido que tenía para nosotras emprender algo así. Que nos abran las puertas fue una ventaja, sin embargo, no sabíamos qué iba a suceder.

Nuestro primer encuentro fue convocado para todo el plantel de la escuela, dándonos una mañana para nuestra actividad en el marco de una jornada pedagógica. Para planificarlo, pensamos ciertos ejes posibles retomando los malestares que fueron surgiendo para reflexionar sobre ellos y ponerlos a trabajar, tales como la relación de lxs docentes con su trabajo, las obligaciones, el aburrimiento, el lenguaje, su rol respecto a la autoridad, la comunicación, la relación con niñxs, con adultxs, el atravesamiento del cuerpo y la recreación.

Una iniciativa posible era proponer a los docentes conformar una especie de estructura que permanezca en el tiempo, conformada por ellxs, en la que se puedan plantear dificultades y se tienda a buscar estrategias en común para tomar ciertas situaciones como desafíos a abordar. Nos cuestionamos acerca de “lo escolarizado”, entendiéndolo como lo rutinario, lo aburrido, lo estructurado. Todo esto atravesado también por lo que se espera de los docentes desde la institución, el deber ser, las reglas que los rigen, qué lugar tiene el error en esto escolarizado, de qué manera se entiende lo procesual. Y en esta situación, ¿qué motivaría a lxs docentes a cambiar de posición frente a esta situación escolarizada que termina siendo la más cómoda? Cómoda porque implicaría no pensar más allá de los malestares o problematizar a acerca de lo que nos está pasando.

Así, surge la idea del “dispositivo”, como esta estructura que permanezca en tiempo y espacio, construida por y para docentes, en donde se pueda plantear al error como parte del proceso y visibilizar recursos que ya se tienen, un espacio desestructurado que permita debatir, sacar conclusiones, cuestionar en sentido colectivo.

Primer encuentro “Rompecabezas”

Consistió en poner en común las ideas de salud con las que contamos, las ideas de desestructurar los espacios escolarizados, el mirarse a unx mismx, pensarse y cuestionarse, la posibilidad de plantear necesidades, observarse en la sobreadaptación, todo esto proponiendo este “espacio protegido” (primera vez que surge este nombre) que promueva a hacerlo. Trabajamos con ciertas dinámicas para visualizar los recorridos personales, desde la niñez hasta el presente, armando caminos con experiencias significativas, recuerdos, aciertos, errores. Armar la propia historia como la posibilidad de pensarse, re-conocerse, cada unx y entre ellxs, sabiendo que cada unx trae consigo su vida y la actualiza en el día a día.

“Nunca había hecho esto, siempre haciendo las biografías de los próceres, nunca la mía.”(Docente)

El espacio protegido tiene como idea la apertura a plantear desafíos, que abran, que muestren posibles, que puedan tener algún impacto o sentido en sus prácticas. Para cerrar el encuentro preparamos un video con las voces de lxs estudiantes, preguntando acerca de la escuela, de lxs docentes, de lo que les gustaría cambiar, con la intención de visibilizar la palabra de lxs estudiantxs, de su valoración sobre ciertas actitudes y contextos.


De este encuentro, surgieron varias cuestiones.

“Podemos saludarnos entre nosotros exageradamente.” (Docente)

“¿Pero en lo concreto qué hacemos?” (Docente)


Si bien nuestra idea era plantear un dispositivo contrahegemónico dentro de un dispositivo hegemónico como la escuela, un espacio para que se hable lo que no se habla y que se vea lo que no se ve, a lo largo y después del encuentro, nos vimos atravesadas por una variedad de obstáculos y de lo inesperado, movilizaciones producto de plantear algo por fuera del orden de lo académico e institucional.

“Muchos sintieron falsedad de sus compañeros.” (Docente)

“Ahora la seño X nos saluda, antes ni nos miraba.”(Equipo Interdisciplinario)

“El video causó algunos malentendidos.” (Docente)


Luego de este encuentro uno de los movimientos que surgieron, fue comenzar a trabajar junto con el equipo interdisciplinario de la escuela, que hasta ese primer momento no habíamos conocido (si bien veníamos ya hace un año trabajando con la escuela, resultó curioso no haber tenido contacto con ellas, y que no haya habido una instancia de presentación). Curiosidad que luego fuimos entendiendo, a medida que fuimos armando los siguientes encuentros, de cómo se vive la dinámica de trabajo en la escuela entre lxs docentes y el equipo formado por una psicóloga, una psicopedagoga y una fonoaudióloga. La propuesta a pensar juntas surgió en nuestro equipo con la idea de visibilizar ese recurso que ya existe en la escuela y ponerlo a jugar desde otro lado.

Segundo encuentro “Contradicciones”

Junto al equipo interdisciplinario, seguimos pensando la idea del espacio, teniendo en cuenta que generalmente los planteamientos docentes estaban del lado de la dificultad con los niñxs, en cómo y qué hacer con tal o cual caso. De esta manera, el espacio protegido podría ser productivo en el sentido de que se aporten herramientas y experiencias entre ellxs y también que se dé lugar para crear otras nuevas. Desde el equipo pensamos como una estrategia de motivación a los encuentros, realizar invitaciones mediante videos, defendiendo la importancia de combinar lo lúdico y el humor con la reflexión.

La idea del dispositivo traía aparejada entonces el cuestionamiento del dispositivo escuela y cómo resuelve en general sus situaciones aprendidas y repetidas, retomando siempre las propuestas de los encuentros anteriores para visualizar los pequeños movimientos que se van realizando.

Comenzando como en general hacemos, proponemos un juego que permite aflojarse, mirarse, divertirse, estar con otrxs desde otro lugar. Luego, mediante una técnica tomada del Teatro del Oprimido[1], que representa situaciones que pueden relacionarse con escenas y contradicciones de la vida cotidiana, en la que el público interviene planteando alternativas, se pide que en vez de hablar, se represente. Luego de algunas intervenciones, se da lugar a la palabra, qué sucedió, por qué, qué otra cosa podría haber pasado, qué situaciones de la vida cotidiana se asemejan a esta, y allí se abre la discusión para hacer más concreta la utilidad de esta técnica.


Los debates que surgieron a partir de esta técnica fueron:

“Parece que le quitaron el espíritu a la que bailaba”

“Tal vez me guste marchar porque tengo un objetivo”

“Tendríamos que buscar el punto medio.”

“Habría que ver en qué momento marchar y en qué momento bailar”

“Antes teníamos en el primer recreo un tiempo para nosotros, nos juntábamos y desayunábamos.”

“No estamos libres de contradicciones, por ejemplo si yo quiero que los chicxs vayan de un lugar a otro, sí o sí los tengo que hacer formar para que vayan porque sino se golpean, y así no es como me gustaría que vayan.”


A partir de estos y otros comentarios, fue que fuimos abriendo la discusión, la posibilidad de hablar de ciertos temas desde otro lugar, proponernos desafíos, de pensar en lo que hacemos, de pensarnos, de cómo nuestra vida es nuestro propio instrumento de trabajo porque trabajamos con nuestra historia y con nuestro cuerpo. La propuesta disruptiva de ver maneras distintas de hacer y también que eso lo puedan ver lxs chicxs, para ver qué de eso toman, cómo lo toman y que genera seguramente múltiples movimientos. Es un espacio para ideas, iniciativas, proyectos en un espacio protegido atravesado por los vínculos y exigencias de cada unx.

“Podemos seguir destinando este espacio de la evaluación para estas jornadas.”

“No me cierra la idea del espacio protegido.”

“Es el lugar indicado para plantearse otras cosas”


Las evaluaciones del encuentro nos sirven para pensar en cómo seguir. Las ideas prevalentes giran en torno a las contradicciones, del contacto con el/la otrx, de la interacción, de la dificultad para la apertura en este espacio según nuestra mirada. Nuestra idea siempre fue que ellxs puedan plantear lo que quieran, para eso era el espacio protegido, sin embargo notábamos ciertas resistencias, tal vez todavía como un esfuerzo por estar allí, como un trabajo extra, como una forma de manifestar “lo hegemónico” dentro del dispositivo, o de la dificultad de poder tomarlo como una otra propuesta. Por otro lado también percibimos agradecimientos por la preparación del lugar, del desayuno, un recibimiento cálido, recreativo.

“Una bocanada de aire fresco a la rutina, a la presión”

“La pasamos bien”

“Les gustó el juego”

Siguiendo con la idea entonces de desestructurar, de quiebres, de “fiesta”, y con la idea de plantear un eje de trabajo nos centramos en la idea de las contradicciones. Así para el tercer encuentro grabamos una invitación basada en contradicciones de la vida cotidiana para así dar una idea de lo que íbamos a trabajar.

Tercer encuentro “Pensarnos”

Invitando a pensar más situaciones y ponerlas a jugar, ensayarlas, abrirse a propuestas mediante la actuación fue que nos encontramos con lo inesperado, el cambio de ambiente luego del juego, las resistencias a pensar en situaciones. El encuentro se fue transformando, según lo que ellas fueron planteando, saltaron del eje de trabajar situaciones con sus estudiantes a situaciones entre ellas.

“De los niños no quiero hablar, volvamos a los docentes” (Docente)

“Los niños son los que menos problemas tienen, en realidad somos nosotros los que tenemos una comunicación torcida, los que siempre nos quejamos.”(Docente)

“Cada una vive su realidad, somos muy egoístas y mezquinas.” (Docente)

“Estamos acelerados, cargados de emociones” (Docente)

“A veces creemos que podemos hacerlo todo solos, no podemos decir que no sabemos”. (Docente)

Como evaluación la estrategia fue preguntar entonces, cómo construirían un espacio protegido y qué elementos o recursos tendría que tener, según cada una. Pensamos en esta intervención para tener en cuenta cómo puede ser recibido lo que planteamos y qué respuesta puede haber ante ello. Las respuestas fueron desde el espacio físico, comodidad, luces, colores, música, aromas, hasta demandas del orden de la escucha, de la confianza, del compañerismo y de la intimidad.

Y aquí nos preguntamos entonces qué es lo que nosotras nos planteábamos para este “espacio protegido” y qué fue lo que ellas fueron tomando.

Si bien considero que “la protección de este espacio” les permitió plantear estas necesidades que en otros espacios seguramente no las plantean, también nos preguntamos en qué momento/situación se encuentran los docentes frente a nuestra propuesta.

Porque nuestra idea puede ser brillante, pensarnos, reflexionar sobre lo que hacemos, pensar alternativas, ayudarnos entre todxs, pero del otro lado hay alguien que puede no estar con esa disponibilidad, y esto nos interpeló en ese momento.

Pretendíamos de lxs docentes una posible fuga, actividades alternativas de las que se les plantea en general o en las cuales se espera productividad de ellas, y tal vez no están pudiendo ni siquiera regular las exigencias y obligaciones de su quehacer cotidiano.

Y aquí es donde nos preguntamos ¿Qué obstaculiza y qué posibilita que nos podamos pensar? ¿Qué hace que no podamos preguntarnos? ¿Necesitaríamos ir un paso más atrás? ¿Existiría un momento previo a la disponibilidad para la reflexión?

Desde este lugar, lo que nos plantean es primero un parate, una “hora libre” (como pudieron expresar en las evaluaciones), un descanso, un momento de relajación en medio del sin parar. ¿Podrá ser que una vez garantizado eso podamos llegar a pensarnos, a armar otro espacio? ¿En qué se relaciona esto con el desarrollo de los tiempos en la escuela, estructurados en horas de clases y recreos? ¿Cómo pensar una tarea pedagógica que tenga en su misma consistencia un hacer lúdico y gratificante? ¿Qué habilita llegar a esta instancia de pregunta? Tal vez, el pensarse ya estuvo dado en la expresión de su necesidad, ellas piden algo que necesitan, parar.

¿Podríamos plantear acaso algo por fuera de ese posible preestucturado? En cualquiera de nuestras intervenciones, es lo que intentamos, si bien el espacio protegido asumía la idea de quiebre, de desestructura, ese mismo espacio devino luego otra cosa, también de desestructura, disruptivo a lo que puede suceder en un taller con docentes.

Cuarto encuentro “El espa-cio protegido”

En el último encuentro por finalización del ciclo lectivo, la intención fue que el registro de sus necesidades sea concreto, pensamos que los ejes de trabajo fueron mutando, de lxs niñxs a lxs maestrxs, a las relaciones interpersonales, a la idea de protector, de protegido, de momento disruptivo, en el que se pueda asociar la idea de trabajo con disfrute. Ellas demandan elementos necesarios para un espacio protegido y con esas ideas armamos el espacio. Quedaría por pensar, qué nos implica esta demanda y esta escucha, y que abrimos con ella.


Apostamos por la relevancia del trabajo con docentes y la articulación que hemos podido lograr con el equipo interdisciplinario, ya que son ellxs quienes están en el día a día con lxs niños, son ellxs quienes también, como nosotras, trabajan en la producción de subjetividad de aquellos con lxs que intercambiamos. Y consideramos pertinente nuestro rol allí, para pensar juntxs la relación con nuestros trabajos, con la comunidad, con los estudiantes. Se trata de un ida y vuelta constante.



Bibliografía

Duschatzky, S. (2017) Política de la escucha en la escuela Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.



Notas

[1] Propuesta que surge a partir de una profundización teórico-metodológica en el TO en los espacios de formación de la Residencia.

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