Construyendo territorios en procesos de luchas y resistencias
- Lic. Sabrina Garribia Mildenberger -
- 10 dic 2018
- 16 Min. de lectura

El siguiente escrito deviene del proceso de inserción en Salud Pública en un Centro de Salud[1] ubicado en la zona norte de la Ciudad de Salta. Forma parte de la lectura de la realidad comunitaria realizada en el segundo semestre del 1° año de la Residencia. Tal lectura fue planteada como una sistematización de experiencias, siendo este escrito un recorte de la misma.
Durante este período he ido experienciando el área de responsabilidad del cs a partir de diferentes actividades realizadas y de algunas técnicas que me han permitido acercar y conocer actorxs de la comunidad con quienes he ido estableciendo vínculos así como también pensando-haciendo acciones.
Algunas reflexiones sobre el caminar los barrios
Una de las técnicas utilizadas ha sido realizar recorridos barriales por el área de responsabilidad del cs. Tomando lo trabajado y reflexionado con compañerxs en el espacio docente de Filosofía que tenemos en la Residencia, considero que en el mismo acto de caminar por las calles, tejemos lugares, “las variedades de pasos son hechuras de espacios” (Michel de Certeau, 2000, p.109), con andares rizomáticos, caminares zigzagueantes por espacios que nos van despertando sentidos.
El andar, que permite la emergencia de lo múltiple en tanto condición del estar ahí, del estar siendo, del habilitarnos a estar en aquello que acontece. Y en tanto los andares van construyendo espacios, somos también parte de dicha construcción, no merxs observadorxs/lectorxs de una realidad. Así también, lo que percibimos, nuestra experiencia perceptiva, depende de la cultura, de nuestras estructuras simbólicas por cuya intermediación “leemos” la realidad (Breilh, 2009).
¿Qué me fueron habilitando estos andares? ¿Me deberían habilitar algo? ¿Busco algo en particular? conocer, pero ¿para qué? ¿qué me va permitiendo conocer? Dejarme atravesar, atravesando ¿cómo es dejarse atravesar atravesando? A partir de ir tomando decisiones, desde dónde doblar, dónde detenerme, dónde tocar la puerta, cómo preguntar, cómo desplegar, cómo explorar, a la vez que nos interpelamos constantemente. “Un hacer permite un ver” (Michel de Certeau, 2000, p.132), el andar, en tanto hace, posibilita un ver, y su reverso, un/muchos no ver, no comprender, algunas opacidades.
En este momento del proceso, me fueron surgiendo algunas preguntas ¿Qué de nuestro qué-hacer como Psicóloga Comunitaria se juega en este andar en los barrios? ¿Qué de nuestro quehacer allí como trabajadora de un primer nivel de atención?.
Como psicólogxs comunitarixs es importante poder en estos andares, en este estar-allí, no solo conocer las necesidades de las comunidades, sino pensar en los recursos con que cuentan, las organizaciones existentes. Rodrigou (2010) refiere a que el encuentro con el otrx deviene noción básica en el trabajo comunitario, es la base indispensable para construir la acción, para construir proyecto y utopías.
En referencia a lo que habilita estar-en y pensando el que-hacer específico de un primer nivel, retomo lo planteado por Alicia Torres (2016), “el primer nivel de atención empieza en la casa y el barrio, en las relaciones cercanas y significativas, donde se juegan las posibilidades de vida y la calidad de vida de las personas” (p.221). Así, siguiendo lo planteado por la autora, lxs profesionales de primer nivel participan en los bordes institucionales, como referentes institucionales en las comunidades y como referentes de las comunidades ante las organizaciones, con “capacidad de tender puentes entre las instituciones y la vida cotidiana de la gente” (p.221).
Andares territoriales
“No vivimos en un espacio neutro y blanco; no vivimos, no morimos, no amamos dentro del rectángulo de una hoja de papel. Vivimos, morimos, amamos en un espacio cuadriculado, recortado, abigarrado, con zonas claras y zonas de sombra, diferencias de nivel, escalones, huecos, relieves, regiones duras y otras desmenuzables, penetrables, porosas.”
Foucault, 1966.
Ante la recurrencia surgida sobre la falta de conocimiento del área de responsabilidad por parte algunxs integrantes del equipo y en base a los planteos de muchxs compañerxs sobre la importancia que implicaba su conocimiento en un primer nivel de atención, realizamos un taller de mapeo colectivo junto a integrantes del equipo de salud. Esta actividad se realizó en dos instancias, posibilitando pensar los andares en el territorio en función de lo surgido en el equipo del cs.
De esta forma teniendo en cuenta que las instituciones “dramatizan el contexto comunitario en que están incluidas y, a su vez, tienden a modificar ese contexto” (Ulloa, 1996, p.38), el seguir pensando lo institucional en esta instancia fue parte del proceso de pensar recorridos por los barrios.
Lo visible e invisible de los mapas
Así como nuestros andares construyen espacios, posibilitando-nos un ver, y su reverso, un/muchos no ver, en lo que se mapea en cartografías oficiales como en las elaboradas de otras formas, también. Tomando a Montoya Arango (2007) se establecen ciertos marcadores visuales y signos que naturalizan relaciones espaciales, agrego, invisibilizándolas. De esta forma, el autor toma lo planteado por Harley, quien propone entender al mapa como producto cultural del conocimiento, como poder, que se realiza en un lugar, en un tiempo y en determinado orden social establecido.

Y en el afán de desnaturalizar aquello que se presenta como visible en los mapas, se pueden plantear en tanto discurso, asumiendo la no neutralidad de los mismos, en tanto transmiten una visión, una imagen con determinadas características (Estrada, 2010). De esta manera, “Así como hay una historia no contada, hay espacios no mapeados.” (p.10).
Así, empecé yendo a esos lugares donde en el mapeo del cs no había nada significado y dicho, a aquellos lugares que para muchxs era confuso y a donde algunxs compañerxs habían simbolizado en la cartografía como “basura, peligro, peleas, sin servicios”. Aquellos lugares que representaban confusión, partes borrosas, opacas. Lugares que en los mapas oficiales del cs no estaban representados. Aviso a un compañero que me iba para uno de los asentamientos de la zona, “¿vas a ir sola para allá? -tené cuidado” (RC[2]).
Andares por los asentamientos
Mi transitar por estos asentamientos comienza en uno de los asentamientos más viejos del área. Se empezó a construir hace aproximadamente 23 años, ampliándose con el paso del tiempo. La mayor parte de su población estaba a la espera de la asignación de una vivienda en el IPV[3]. Al no tener respuesta, y ante la necesidad de tener un lugar a donde vivir, empiezan a construir casas al costado de las vías del ferrocarril, “Al ser de nación era difícil que nos sacaran, la policía de aca no podía hacer nada, eso lo sabíamos” (vecinx, RC).
Mi andar en este lugar fue en múltiples ocasiones y horarios, pudiendo conocer cada vez más gente de la zona. La primera vez que llegué no sabía bien a donde estaba, fue ahí que una vecina, se acerca y me pregunta, “¿necesita algo?” (RC). Esta vecina, con quien he podido compartir varias charlas, vive hace 20 años en el asentamiento. Me mostró donde vivían algunxs vecinxs y para donde estaban los demás asentamientos. En mi mano tenía el mapa impreso del área de responsabilidad del cs, ella al ver que era un mapa, busca señalarme donde estábamos, y “sería por acá, pero no sale” (RC). Me quedé pensando en aquello que invisibiliza y visibiliza el registro.
El primer impacto de llegar fue la recibida de esta mujer, en general, durante mis exploraciones, era yo quien iniciaba las conversaciones con lxs vecinxs, acá desde el comienzo fue diferente. En ese momento, tenía puesto el ambo del cs. Esta es una decisión que tomo, así como a veces tomo la decisión de no usarlo. He ido probando y probando-me “con” y “sin” ambo en los diferentes lugares transitados, es algo que me genera ruido en tanto he notado reacciones, algo persecutorias, en algunas personas.
A esta vecina desde el primer momento le generó entusiasmo y sorpresa mi presencia, me hizo muchas preguntas, alegrándose de que estaba ahí, con ella. “Esta bueno que conozcas acá, uno tiene a la vista todo lo malo en este barrio (...), no vamos a la salita, por ahí cuando los chicos se han enfermado fui, ahora hace un montón por suerte que ni voy (...) está bueno que estés, que hables con la gente, hay muchos problemas acá” (vecinx,RC).
Este asentamiento, al estar hace ya bastantes años, es diferente a otros de la zona, cuenta con la mayoría de los servicios, menos cloacas y gas natural, tiene una línea de colectivo que pasa por la calle del frente.
Cuando es temprano, por la mañana, hay poco movimiento. Luego de conocerlo en otros momentos del día, parecía otro lugar. Por las tardes, todo cambia, muchxs jóvenes se juntan en las veredas del frente del asentamiento, así como en un centro vecinal que funcionaba en la zona que fue apropiado y usurpado por el presidente que tenía. “No se quería ir, y ni se juntaban ya, ahí van todos a consumir, hicieron desalojos.. pero los vecinos retrocedieron por que fueron amenazados, todos estaban con miedo” (vecinx, RC), lxs chicxs de asentamientos cercanos van a la plaza en manada acompañadxs por una referente en el barrio. Los fin de semanas la calle toma protagonismo, niñxs jugando, música, gente en las veredas.
Existe actualmente una Biblioteca Popular sostenida por una vecina. Si bien está a disposición de lxs chicxs, no está habiendo clases de apoyo escolar como había antes. No se puede en este momento sostener porque “no hay trabajo, no hay ni plata para comer.” (vecinx,RC).

En relación a esto otra vecina me comentaba también, “Todo el mundo está apurado para conseguir plata, por mantener lo que tiene, lo que no se quiere admitir acá es que hay hambre.” (vecinx,RC) ¿Podría pensarse esto como una forma de ocultar exclusiones sociales re-actualizadas en el marco del contexto actual?
Tomando a Carballeda (2014), “La exclusión social opera como un ordenador de la sociedad, donde cada “incluido” acepta cualquier condición o propuesta para seguir perteneciendo a una espacialidad metafórica que se asocia a la posesión de objetos, bienes y cierta idea de estabilidad laboral. En esta tensión entre inclusión y exclusión, presentados como territorios en puja, tensión y guerra, la incertidumbre generada desde diferentes formas discursivas impide en diferentes sectores de nuestras sociedades proyectar ideas de futuro y transformación, tornándose éstas en formas subjetivas de padecimiento y temor.” (p.9).
Cuerpos expulsadxs de otrxs lugares, cuerpxs resistentes, que han luchado por construir un lugar, y que en el inter-juego incluídxs-excluídxs de la perversión neoliberal, es difícil aceptar que de nuevo, y bajo otras modalidades, se vuelva a la impotencia que genera para muchxs el comprender que es un mundo para pocxs.
Como plantea Casaravilla (1999), ser un excluído no es un sustantivo, o cualidad de una persona, tomarlo así oculta la acción del apartar o segregar que es previa. De esta forma ser excluído es ser un sujeto (o muchxs) en una relación social determinada. A su vez, la exclusión puede ser pensada como proceso, así “Los adentros y afueras se definen por procesos asociados al empleo, la atribución de normalidad en múltiples sentidos, la distribución de territorios y recursos, las formas establecidas para el control y la participación política” (p.15).
En el mundo de la imagen, de la culpa que suscita el no tener en tanto recae en responsabilidades individuales, una vecina me comenta “el pobre siempre tiene la culpa” (vecinx,RC). Así, en el asentamiento aparece en algunas voces de vecinxs la impotencia paralizadora del hacer. “La gente está dormida, callada, acá, pero hambre es lo que hay.” (vecinx,RC), “no hay más clases, no se puede seguir así, de algo hay que vivir” (vecinx,RC).

Aparece la des-unión “cuando te falta guita, haces la tuya nada más, no conocés al de la vuelta” (vecinx,RC), “Ay!! Estos vecinos que no se hablan ni conocen a los vecinos...” (vecinx,RC). Digo desunión, porque me han contado historias pasadas en el asentamiento, que ante crisis y desesperación han resuelto unirse para hacer frente a tales situaciones. Mencionar lo que implicó para todxs el llegar a esa tierra, el proceso de apropiación y de resistencia al desalojo, que no solo resistieron a la policía sino también a lxs vecinxs del frente al asentamiento, “muchas veces eran ellxs lxs que llamaban a la topadora” (vecinx,RC). Así también mencionar las experiencias de huertas, compras y ollas comunitarias realizadas en el año 2001 ante la crisis.
En mi recorrido por este asentamiento, he conocido otras voces, que frente a la desocupación laboral, a las necesidades básicas insatisfechas, y a las múltiples violencias institucionales sistemáticas vividas, les hacen frente, en principio desnaturalizándolas. “Vienen poniendo excusas para que nos quedemos callados”, “si conociéramos cuáles son nuestros derechos, todo sería distinto”, “es tan tonto pelearnos entre nosotros”, “hay que ir en contra del sistema que nos deja afuera” (vecinxs, RC).
Otra de las cuestiones con las que me fui encontrando en este andar por el asentamiento y que me lleva y resuena a los demás asentamientos, son las constantes estigmatizaciones presentes. No solo desde los otros barrios hacia estos, sino entre ellxs mismos. Escuchar “drogadictxs, vagxs y delincuentes” hacia lxs demás vecinxs es muy común. Una vecina me dijo un día “acá te tenés que teñir para que te crean, si sos negro estás chau”.
Me llevó a pensar en los mecanismos de segregación simbólica que se configuran a partir de imaginarios e ideologías y que evidencian crisis en los mecanismos de reconocimiento mutuo (Casaravilla, 1999). De esta forma se re-reproducen los mismos discursos que son reproducidos desde otros barrios hacia estos asentamientos, generando entre lxs vecinxs algunas rivalidades y separaciones nosotrxs/ellxs.
Otros asentamientos cercanos a éste, y que también pertenecen al AR[4] del cs se encuentran enfrentados, uno tiene más de 20 años, el otro que cumple 7 años. Ambos han tenido enfrentamientos con los barrios cercanos al momento de asentarse, con la particularidad de que el segundo asentamiento, el más nuevo, se ha y sigue enfrentándose con el primero, “Eso es algo que no entiendo, gritaban pasen la topadora!!, no entendí nunca esa parte, ellos también pasaron por la necesidad que nosotros. Yo me metí porque tenía necesidad.” (Vecinx, RC).
He conocido, a partir de recorridos barriales, a varias mujeres con quienes hemos tenido charlas en las calles, y quienes me han contado sobre los procesos de llegada al lugar, así como también algunas problemáticas más sentidas. Entre éstas aparece el tema del agua, “el agua es turbia acá”, la poca unión vecinal “el vecino cada uno está en su parte”, así como la insistente aparición de la policía en la zona, “a veces parece una guerra”. También me han contado sobre el rol que ocupa la Iglesia, apareciendo como un agente muy importante en la configuración del lugar “La iglesia acá siempre hizo mucho”.
Fue en este asentamiento, en el año 2004, donde sucedió uno de los femicidios e infanticidios más conocidos de Salta. Tema que traigo en este escrito, debido a que aparece en el discurso de mujeres como un momento de fuerte unión vecinal. Marcó un antes y un después en la visibilidad de la problemática de violencia de género en la zona, en donde vecinas, sabiendo que esto le estaba sucediendo a la familia, se habían reunido para ver cómo podían entre ellas ayudar, hacer algo. Luego de lo sucedido se han seguido organizando tratando de estar con la única hija que sobrevivió. Fue y sigue siendo algo que conmociona fuertemente al barrio. La violencia de género aparece como problemática sentida en los tres asentamientos.
Al frente a este asentamiento se ubica el último en llegar a la zona. Es una gran cuadra larga que empezó con la llegada de dos vecinas. Empezaron siendo muy poquitxs, con viviendas muy precarias, llegaron y pusieron carpas. Hoy las construcciones son variadas. Actualmente están pidiendo que les conecten legalmente los servicios de luz, agua y gas, así también están a la espera de la titularidad de las tierras que pertenecen a Nación.
Lo que voy conociendo de este asentamiento es en función de recorridos barriales realizados sola y con vecinxs, de un espacio de mujeres, que posibilita el acercamiento desde otro lugar con mujeres de la zona, y a partir del encuentro con vecinxs, algunos casuales y otros a partir de referencias, cual bola de nieve[5].
En este asentamiento hay una grutita[6], una vecina me dijo, que “está desde siempre, la hizo la iglesia, y vecinos, la construyeron con donaciones, es un espacio comunitario” (RC). A la tarde, es usada por lxs jóvenes para reunirse. Esta gruta, separa lxs vecinxs que están desde el principio, de lxs vecinxs nuevxs. Lxs vecinxs nuevxs alquilan o compraron terrenos. Sucedió que muchxs aprovecharon que había gente “tomando lotes” y vinieron para hacer negocios, construyeron algunas casitas, y las venden o alquilan, son lxs “vivos que se aprovecharon para sacar algo” (vecinx,RC).
Conocí a las mujeres que primero llegaron a este lugar. “Llegamos por necesidad, de tanto esperar que el Tierra y Hábitat nos dé un lugar, yo ya veía esta zona, y dije ya, nos metanos”, así empezaron a llegar de a pocxs, “había solidaridad entre los que venían llegando, nos íbamos acomodando los pedazos de tierra para cada uno, también hubo problemas”, “Yo quería un pedacito, que me sea suficiente para que entremos, para qué voy a querer todo este terreno, nos íbamos acomodando”. Los problemas que más han habido eran con las personas que llegaban no por una necesidad sino para hacer negocios. Trataban de agarrar terrenos grandes, peleando por éstos.
También plantean haber tenido problemas con Gendarmería, “Nos persiguieron mucho tiempo, venían a la madrugada y nos levantaban, nos hacían firmar papeles, querían que nos vayamos, pero no era una opción para nosotros, no teníamos a donde ir, así que la peleamos acá.”, “Esto era una guerra cuando llegamos, todos los días venía la gendarmería, nos levantaban nosé a las cinco de la mañana, nos hacían firmar un papel, ni sabíamos de que era, pero si firmabamos nos dejaban de molestar por un rato, nos amenazaban, decían que estábamos todos judicializados, pero igual nunca pasó nada. Y después nos dejaron de joder” (vecinxs,RC).
Gendarmería hoy se convierte en la policía. Es constante su aparición, “a veces cuando salgo es una batalla campal, acá todos se pasan, los changos también entran a robar, y vos por eso no te metés.” (vecinx,RC). También se remarca lo que considero tiene que ver con abuso policial, “se zarpan, hay mucho enfrentamiento, se vienen corriendo desde cualquier lugar, se agarran a tiros, horrible” (vecinx,RC).
De igual manera, algo que quería mencionar es que tras la llegada de vecinxs a esta zona cambiaron algunas condiciones y prácticas del lugar. Si bien fue muy conflictiva la llegada, vecinxs remarcan que “al meternos esto cambió, antes era todo zona roja, había mucha prostitución acá atrás, era un puente, pasaban, robaban, era feo, y eso todos lo saben. Nosotros al ponernos acá hicimos un barrio”.
Un grupo, al apropiarse de un territorio, no sólo reivindica el control de los recursos que allí se localizan, sino también las potencias invisibles que lo componen. Esto se hace evidente en los asentamientos construidos por sus propios pobladores: teniendo como trasfondo contradicciones estructurales profundas (marcadas por la desigualdad social y la crisis urbana), la conquista común de un terreno donde construir sus viviendas y la búsqueda de infraestructura de servicios para habitarlo dignamente. Sus integrantes, muchas veces sin conocerse, van compartiendo experiencias de vida y de lucha comunes, los une en primera instancia las necesidades básicas insatisfechas, luego serán otras luchas.
Paula Ulivarri, 2009.

Como mencioné antes de iniciar la sistematización de experiencias por los asentamientos del AR, por más que en los mapas oficiales que se presentan en el cs, así como en la cartografía elaborada en el equipo, haya confusiones, están habiendo y existen lugares (que están siendo) producidos por procesos de territorialización en el área de responsabilidad.
En este sentido, los procesos de apropiación y construcción de territorios de los asentamientos del área parten de la necesidad expresada por vecinxs de tener un lugar para vivir. Tomando a Carballeda (2014), se pueden pensar desde las profundas desigualdades sociales existentes, en donde aparecen como territorios de la exclusión social “(...) Éstos son presentados -especialmente desde los medios de comunicación y los imaginarios sociales- como áreas de guerra, puja y violencia (...)” (p10).
Áreas simbolizadas como lugares peligrosos, violentos. Me preguntaba sobre las violencias, y que más violento que la ausencia del Estado en estas vidas que deambulaban, excluidas de la distribución de bienes y del acceso a sus derechos. Y que a su vez empiezan a ser visibles cuando toman algo que no les pertenece, que no estaba destinado para ellxs, cuando crean un espacio.
Y cada vez son más visibles porque se les teme, son sujetos depositarixs de lo aquello que no se quiere, pero que se reproduce con cada acción. Lxs violentxs, drogadictxs y delincuentes, lxs más visibles para la policía y lxs más olvidadxs para muchxs.
Considero que el proceso de territorialización de la zona de los asentamientos puede pensarse deviniendo de un proceso de desterritorialización en tanto es fuga[7], creación de algo que no era. Una fuga devenida de un gran otro territorio que no lxs contenía, que no podían habitar, tener y ser-ahí[8].
Para muchxs no había otra opción y frente a esto se imaginaron, se hicieron y construyeron. Encontraron una tierra, en ese margen visibilizado por ellxs y no contenido en los mapas urbanos, “era tierra de nadie” (RC) y se empezaron a inventar. Se siguen inventando.
Y frente a esto aparece el Estado, representado de múltiples formas, que intenta hacerlos pertenecer por algunas vías, los visibiliza en cuanto marca su peligrosidad, lxs persigue, les hace ruido. Y me pregunto ¿Qué formas de poder aparecen en estas relaciones? Pensando a su vez en los múltiples adentros y afueras que se van generando en todxs.
A su vez, en estos márgenes, se van reterritorializando, desde estos lugares de visibilidad, en cuanto quieren ser parte, estar en ese adentro. Piden la titularidad de las tierras, “estoy contenta porque parece que al fin nos van a dar la titularidad de la tierra”, luchan por los servicios “Fuimos varias veces a pedir, y no, no nos quieren poner, nos juntamos pedimos medidor y todo, pero queda ahí, la idea es ir en grupo, así nos dan bola”, y a su vez piden protección “cualquier persona quiere que lo proteja el Estado” (vecinxs,RC).
Como parte del proceso de lucha por el territorio, se fueron construyendo identidades, colectivas e individuales. Me remite a pensar en lo que implica simbólicamente el decir “lo hicimos barrio” (vecinx,RC), en referencia a la organización colectiva que hubo en estos lugares, y en el cómo se van y están siendo construidas identidades colectivas e individuales ahí.
Es en este sentido, tratando de enlazar lo referente a la construcción de identidades colectivas, de subjetividades dentro de estas identidades y de la apropiación en tanto construcción de territorio, pienso en la importancia de reflexionar sobre el mismo desde su lucha, su conquista, su potencia en cuanto a lo que se plantea allí, lo que va siendo.
Y en este punto, la lucha me lleva a pensar en resistencia. ¿Cuándo hay resistencia? ¿Cuándo la sentimos?
Los asentamientos que pertenecen al área han sido construidos por cuerpxs resistentes, plantadxs, asentadxs. Resistir como acción que sienta un lugar, lo construye, lo aguanta. “De acá no nos vamos a mover, no nos van a sacar, no tenemos donde ir.”. La lucha por tener un lugar para vivir. Lxs olvidadxs del Estado, lxs que se presentaron en el IPV y nunca les otorgaron las viviendas, lxs deambulantes. Olvidadxs para algunxs, visibles para otrxs, presentes para ellxs mismxs. “Algo teníamos que hacer para vivir” (RC).
Poner el cuerpo ahí puede llevarnos a pensar en cuerpxs sujetadxs a tierras y sujetadxs entre sí, la máquina corporal, una barrera formada. Resisten y al resistir, aunque no lo quieran, ni busquen, recuerdan un “acá estamos”, somos, existimos en cuanto también construimos territorios.
La resistencia de estxs vecinxs, llevó a que se visibilice que esas tierras, que antes “eran tierras de nadie, zonas rojas” (vecinx,RC), eran en realidad de Nación, del Ferrocarril que pasa a diario. Y en la búsqueda de habitar un lugar, de vivirlo, construirlo, hacerlo barrio, esa tierra se vuelve de repente visible para otrxs, se re-significan, importan. ¿A quiénes les importa? a Gendarmería, al asentamiento y barrio del frente que se sienten amenazados, y también a otrxs cuerpos que empezaron a llegar, viendo algunxs la posibilidad de un lugar para vivir y otrxs de un lugar para negociar.
La resistencia se vuelve visible cuando es disruptiva, cuando rompe con una forma hegemónica, cuando visibiliza necesidades, cuando molesta, cuando hace ruido, cuando se espacializa, cuando construye lugar y cuando crece.
Bibliografía
BREILH, J. (2009) Epidemiología Crítica: ciencia emancipadora e interculturalidad. Buenos Aires: Lugar Editorial.
CARBALLEDA, A. (2014). Intervención, Escenarios Sociales y Acontecimiento. Ed. Margen.
CASARAVILLA, D. (1999). Sobre villeros e indocumentados: hacia una teoría sociológica de la exclusión social. En Borón, A. A. (2001). Teoría y Filosofía Política, la tradición clásica y las nuevas fronteras (2da ed.). Buenos Aires: CLACSO.
De CERTEAU, M. (2000). La Invención de lo cotidiano. Universidad Iberoamericana. Instituto Tecnológico de estudios superiores de occidente.
De ESTRADA, M. (2010). “O te mapeas o te mapean. El papel del mapa en la geografía”. Mimeo.
MONTOYA ARANGO, V. (2007). Mapa de lo invisible. Silencios y gramática del poder de la cartografía. Universidad de Antioquia, Colombia.
[1] En adelante cs
[2] Registro de Campo
[3] Instituto Provincial de Viviendas.
[4] Área de responsabilidad
[5] Se trata de una técnica de recolección de datos utilizada en investigaciones cualitativas. Su uso consistió en que a partir de charlas informales y entrevistas con vecinxs, éstxs me referenciaban hacia otrx vecinx o hacia tal organización. Así pude ir visualizando algunas redes existentes entre vecinxs de los diferentes barrios, configurando trazados y mapeando. .
[6] Se trata de un santuario pequeño en donde se ubica una virgen y distintas imágenes religiosas.
[7] “Líneas de fuga o de desterritorialización: no es segmentaria y es abstracta. No es que pre-existan sino que se trazan, se componen y no se sabe de antemano lo que va a funcionar como línea de fuga, ni que va a venir a interceptarla.(...) La creación se produce sobre estas líneas, por lo que no deben ser pensadas como meras fantasías, sino al contrario porque se traza sobre ella algo real y construye un plano de consistencia, algo devino otra cosa, y nada será igual. Son consideradas primordiales, por el poder transformación que cargan.” (Herner, 2009, p.163).
[8] Respecto a esto, los planteos de Deleuze y Guattari sobre procesos de territorialización (desterritorialización, reterritorialización) ayudan a pensar la singularidad de estos asentamientos. “La desterritorialización puede ser considerada un movimiento por el cual se abandona el territorio, una operación de líneas de fuga, y por ello es una reterritorialización y un movimiento de construcción del territorio.” (Herner, 2009, p.11).
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