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DE LA COMPLEJIDAD DE LO CLÍNICO COMUNITARIO

  • Lic. Luciana Roldán - luroldan8@gmail.com
  • 21 dic 2018
  • 10 Min. de lectura

Este escrito forma parte del proceso de Lectura de la Realidad Institucional y Comunitaria (LRIC) con foco en lo Comunitario que estoy transitando dentro de mi recorrido al insertarme en un Centro de Salud (CS) en el marco de la Residencia de Psicología Comunitaria. El mismo se inició en simultaneidad y a continuación de la LRIC con foco en lo Institucional. Se trata de un proceso a partir del cual voy conociendo la comunidad y la institución de la que participo y que se está dando en un constante diálogo con otrxs en diversos espacios docentes dentro de la Residencia, con otrxs en el Centro de Salud y la comunidad y con otrxs de diversas instituciones. A partir del mismo fui explicitando algunas preguntas que no tienen el fin de ser respondidas todas sino que forman parte de interrogaciones que me fui haciendo en función de puntos de interés y líneas de sentido que pueden ser desarrolladas más adelante o no.

El Centro de Salud en el que estoy inserta pertenece a la zona oeste baja de la ciudad de Salta. Al tiempo que iba conociendo las dinámicas más centradas en la institución en sí fui observando diversos espacios del Centro de Salud (CS), donde pude ir viendo cómo muchas personas de esa zona estaban muy integradas al mismo. A pesar de esto, venía pensando el trabajo comunitario con un foco puesto en la comunidad por fuera del Centro de Salud y otro foco en el trabajo con el equipo de salud, planificando salir al territorio pero encontrándome con que en esta comunidad muchas cosas se dan dentro del CS. Así es que fui modificando las lecturas en mi proceso de inserción institucional y comunitaria.

De esta manera, a partir de diversos espacios, casos clínicos y en particular uno muy complejo que se dieron en el Centro de Salud, pude ir visibilizando la lectura comunitaria que caracteriza a un posicionamiento en torno a la salud, más allá de los escenarios. Así es que empecé a pensar cuánto aportan a la lectura de la realidad cada uno de los espacios posibles dentro de un CS si los pensamos desde una mirada comunitaria, ya se trate de grupos, talleres, de un espacio de consulta individual a Psicología, o de un espacio de consulta a odontología, por ejemplo.

Es así que tomo la herramienta del itinerario terapéutico para desarrollar algunos aspectos de un caso en particular muy complejo. Esta herramienta rescata “los movimientos desencadenados por individuos o grupos que buscan preservar o recuperar su salud, que pueden movilizar diferentes recursos que incluyen desde los cuidados caseros y prácticas religiosas hasta los dispositivos biomédicos y predominantes (atención primaria, urgencia). Implican procesos de acontecimientos y de toma de decisiones que teniendo como objeto el tratamiento de una enfermedad arman una determinada trayectoria”. (Cabral et al en Echazú, A, 2017) “Elaborarlo en términos de itinerario (...) [permite] pensar estrategias nuevas para dar a conocer historias y vidas de usuarixs que transitan por salud de una manera particular, en otros términos, cartografiando también los movimientos y potencias.” (Echazú, 2017).

De esta manera, esta herramienta me permitió pensar en tres aspectos vinculados a estos recorridos singulares que se dan en la población que asiste a este Centro de Salud:

  1. En primer lugar, el recorrido que realiza cada persona y cómo va conformando su red.

Imagen 1 Red que va armando la joven del mencionado caso complejo (C1). Violeta oscuro: personas y espacios que implican una contención para ella en relación a la VG. Violeta claro (sin unir): vecina que forma parte del grupo de fortalecimiento personal de mujeres de la zona, con quien todavía no se conoce pero que podría ser un vínculo de importancia. Verde: personas con las que puede contar para situaciones prácticas. Marrón: proyectos laborales. Celeste: instituciones con las que mantiene algún vínculo.

Imagen 1 Red que va armando la joven del mencionado caso complejo (C1). Violeta oscuro: personas y espacios que implican una contención para ella en relación a la VG. Violeta claro (sin unir): vecina que forma parte del grupo de fortalecimiento personal de mujeres de la zona, con quien todavía no se conoce pero que podría ser un vínculo de importancia. Verde: personas con las que puede contar para situaciones prácticas. Marrón: proyectos laborales. Celeste: instituciones con las que mantiene algún vínculo.

2. En segundo lugar, las intervenciones interdisciplinarias e intersectoriales a que dio lugar este caso complejo (como también sucede con otros casos). Este aspecto es muy relevante tanto para pensar la complejidad de la situación e ir viendo posibles intervenciones, como para conocer las instituciones, articular e iniciar un mapeo de actores. Esto es muy importante en la construcción del rol como Psicóloga Comunitaria, ya que permite crear lazos y articular para un trabajo conjunto, así como para continuar ampliando o visibilizando redes.


Imagen 2. Intervenciones interdisciplinarias e intersectoriales. Gris claro: problemáticas presentes en la historia de la joven. Celeste: pregunta por el riesgo de vida. Violeta: red cercana de contención, instituciones, proyectos y lugares a contactar ante eventualidades puntuales.


3. Por último, la cartografía de diversos casos en torno a las posibilidades de visibilización de diversas problemáticas y potencialidades que se repiten y que de esta forma aportan a esta LRIC con foco en lo comunitario. En una gran cantidad de casos ocurre que en las primeras entrevistas surgen problemáticas como historias de trabajo infantil, trata, maltrato infantil, abuso sexual infantil, violencia de género, abandono y otras vulneraciones de derechos consecuencia de las políticas de corte neoliberal padecidas actualmente. Esto, por un lado, me lleva a plantearme lo anterior de sostener la complejidad de estas problemáticas, al tiempo que constituye también un aporte a esta LRIC con foco en lo comunitario, permitiéndome conocer también desde el consultorio algo más de las historias que atraviesan a esta comunidad. Al mismo tiempo, en consonancia con esos procesos que se van iniciando en el consultorio, surge la potencialidad del “no querer repetir la historia de violencia”, así como nuevas prácticas en este sentido. (Registros de historias clínicas y cuaderno de campo).


Imagen 3. Cartografía de una lectura de problemáticas y potencialidades de la comunidad a partir de varios casos clínicos. Líneas marrones, violetas y rojas: problemáticas. Líneas verdes: potencialidades. Líneas violetas: espacios, prácticas y posibles proyectos que se generaron o pueden generarse.










De esta manera, tanto la lectura del caso como las posibles intervenciones y articulaciones me llevaron a realizar algunos cuestionamientos en torno a lo clínico y lo comunitario más allá de los escenarios.



Sostener la complejidad

“La complejidad de las problemáticas actuales nos demandan y desafían a pensar estrategias de intervención desde una mirada que integre dicha complejidad, entendiendo que lxs sujetxs somos construidxs históricamente y socialmente.” (Coletti, 2018).



Como lo muestra aquella experiencia que Rosenhan (Rosenhan en Watzlawick; 1994) describe en “Acerca de estar sano en un medio enfermo”, no es tan sencillo distinguir salud de enfermedad y los diagnósticos funcionan a la manera de profecías que se autocumplen, reproduciendo las mismas realidades que suponen leer. Al mismo tiempo, los mismos conllevan cierta estigmatización, preguntándome en este sentido hasta qué punto sirven como herramienta para un tratamiento y hasta qué punto nos llevan a sostener una función de control social y reproducción de lo instituido. (Watzlawick, 1994). En este sentido, tomo el concepto de mecanismos de eficacia simbólica de Ana María Fernandez (1993) a través de los cuales operan los mitos sociales sostenidos por el imaginario en su disciplinamiento social, legitimando y manteniendo el orden en las instituciones que involucra para pensar el lugar que pueden ocupar los diagnósticos en nuestra profesión. Estos mecanismos de que habla la autora operan violencia simbólica al instituir su sentido como “universos de significaciones de formas molares, totalizadoras, esencialistas, que estipulan no solo lo que debe ser [determinada cosa] sino lo que es.” (Ana María Fernandez, 1993) De esta forma homogeneizan y, por tanto, violentan lo diverso, no dando lugar a la singularidad pero, principalmente, invisibilizando el proceso socio-histórico de construcción de aquellas realidades presentadas como naturales, ahistóricas e inmodificables. Construyen regímenes de verdad que deniegan las estrategias biopolíticas que operan de forma diferente según la clase social, el grupo étnico o cultural sobre el que lo hagan.

A partir de lo planteado y de la complejidad que hay detrás de las consultas que se dan en esta comunidad, me preocupa lo siguiente: ¿cómo podemos pensar las lecturas de estas situaciones para dar cuenta de los condicionantes sociales y la vulneración de derechos que se encuentra detrás de cada modalidad que asume el malestar? ¿Cómo podemos pensarlas en función de la historia de cada sujeto y la complejidad de atravesamientos que se ponen en juego en ella? Si los diagnósticos clínicos que conocemos hoy realizan una comparación desde una lógica normativa, donde el parámetro es una curva de normalidad que compara a un individuo con otro teniendo en cuenta solo en parte los atravesamientos singulares, ¿cómo pensar estas situaciones de manera que permita comprender lo singular y complejo de los atravesamientos de cada sujeto a cada momento? ¿cómo integrar a los mismos la agencia[1] de ese sujeto frente a lo que le toca vivir? Estas preguntas surgen de reflexiones a partir de lecturas de autores como Ana Ferullo de Parajón (2006), Alipio Sanchez Vidal (1991), Montero 2002 en Rodríguez (2003), Ussher en Coletti (2018), así como de aprendizajes producto de mi participación en experiencias como los GRAP[2] y Barriletes en bandada[3].




En este sentido, ¿cómo podemos pensar las lecturas de estas situaciones de manera que quede bien diferenciada la responsabilidad que compete al sujeto de la que compete a la comunidad de la que compete al Estado? ¿Es posible dividir esas responsabilidades? ¿Pero cómo podemos pensarlas para que no hagan foco solo en uno de esos niveles? ¿Cómo podemos pensar el peso de un diagnóstico para un sujeto cuando hay aspectos que se juegan en este sobre los que él no tiene más que una posibilidad de actuación muy parcial, pero que lo determinan en sus condiciones de vida (y por tanto en su salud si la pensamos de manera integral) por el acceso a derechos, oportunidades de vida y su contexto de relaciones?

A partir de preguntas generadas por el espacio docente de Filosofía[4], pensé en esta interrelación entre lo comunitario y lo clínico como atravesada por entrecruzamientos entre múltiples saberes y diferentes asimetrías de poder que sostienen ellos, generando a su vez diferentes puntos de visibilidad/invisibilidad para pensarlos en relación al rol de los diferentes actores en juego, cada uno también en un juego de visibilidades/invisibilidades anudado a las lógicas de poder circulantes. (Ferullo de Parajón, 2006).

A partir de esto se genera una nueva pregunta acerca de la estrategia hegemónica que puede ocultarse detrás de la división entre lo comunitario y lo clínico, entendiendo que implica una fragmentación de lo real que genera cierta invisibilidad y determinabilidad de ciertas partes de lo real, haciendo posible el diagnóstico. Pero a la vez entendiendo a este como un determinar, ser determinado, que podría obturar la posibilidad de cambio. Así, entiendo que en este se toma un momento de la circulación de estos saberes como “la” verdad, como verdad única, cristalizando los significados en juego en un momento como si representaran a todos aquellos que se encuentran circulando y como si algunos de estos fueran más válidos que otros.

Pero finalmente, a partir de una lectura realizada en el mismo espacio docente, tomando a Rodolfo Kusch[5] (1975), empecé a pensar ya no en saberes lógicos en juego y sus visibilidades-invisibilidades, sino en la comprensión de lo único y singular y en lo que él desarrolla como “comprender” y como “lógica de la negación” frente a la “lógica de la afirmación”. Entiendo este planteo como una propuesta que permite acercarse a cada objeto-situación-momento-“estar siendo” en función del sentido que estxs adquieren para quien lxs está sosteniendo, una forma de conocer que se acerque a los motivos de los andares de la existencia de un otrx y que no le imponga a ese otrx el sentido que aquello tendría para mí o el sentido que tendría que tener.

Y en este sentido, considero fundamental preguntarnos ¿cómo sería esta propuesta en el campo de la salud? donde no solo estamos conociendo esa realidad sino que estamos desempeñando un rol que tiene que ver con acompañar en procesos de salud.



Bibliografía

Echazú. (2017) Trabajo final del curso El campo de la salud colectiva. (Trabajo no publicado).

Coletti, G. (2018). Lo clínico y lo comunitario: aperturas y posibilidades. Blog de la Residencia de Psicología Comunitaria. Recuperado de: http://repsicom.wixsite.com/blog-repsicom/single-post/2018/03/26/Cl%C3%ADnico-comunitario-aperturas-y-posibilidades

Fernández A. M y De Brassi J. C Comp (1993) “De lo imaginario social a lo imaginario grupal”.- en “Tiempo histórico y campo grupal”.- Bs As: Ed. Nueva Visión.

Ferullo de Parajón, A. (2006).- “El triángulo de las tres P: Psicología, participación y poder”.- Buenos Aires: Paidós.

García Martínez, J.D.D. (2014). Sujeto y agencia en la teoría política de Judith Butler. (Tesis Doctoral Inédita). Universidad de Sevilla, Sevilla.Kusch, R. (1975).- La negación en el pensamiento popular. Bs As: Editorial Cimarron.

Kusch, R. (1975).- Una lógica de la negación para comprender a América. Universidad Nacional de Salta, Servicio de relaciones latinoamericanas.

Rodríguez, P. E. (2003).- Capítulo XII Psicología Clínica Comunitaria: algunas implicaciones teóricas y técnicas.

Sanchez Vidal, Alipio (1991).- Psicología comunitaria. Bases conceptuales y operativas. Métodos de intervención.- Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias, S.A.

Watzlawick, P. (1994).- La realidad inventada.- Barcelona: Editorial Gedisa.






NOTAS [1] Tomo en este caso el concepto de agencia en su sentido político como la capacidad de actuar voluntariamente dentro de un marco que condiciona, siendo las personas parte de ese marco y a su vez responsables de que el mismo pueda transformarse. Esa posibilidad de erigirse como sujetos activos frente a las circunstancias que les toca vivir, dentro de las posibilidades que les brinda su contexto e historia. (García Martínez, 2014) [2] Los GRAP son Grupos de Reflexión para el Aprendizaje de la Psicología que constituyen un requisito de cursada de la carrera de Lic. en Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata. En los mismos se participa de un grupo conformado por entre 20 y 30 estudiantes, con unx coordinadorx grupal y sin tema ni programa específico, más que lo que pueda emerger de ese reunirse y los pensares y elaboraciones que ello dispare. En este espacio aprehendí la lectura de los atravesamientos singulares como formas de traer al aquí y ahora aspectos de las inserciones singulares de cada unx (o del grupo, o de la institución Facultad) en diferentes espacios y contextos, así como de las diversas historias por la potencia actual que estas pudieran tener. También empecé a interesarme en formas de preguntar que posibiliten aperturas, así como por las líneas de visibilidad e invisibilidad, entre muchas otras cosas. [3] Barriletes en bandada es un proyecto de la ONG Pensar, conformada por un grupo de profesionales de diversas disciplinas en la ciudad de Neuquen, que trabaja con niñxs y adolescentes en situación de riesgo desde una perspectiva de derechos. [4] Espacio docente correspondiente al programa de formación de la Residencia de Psicología Comunitaria.

[5] Tomo estos fragmentos del autor correspondientes al campo de la Filosofía antropológica entendiendo que los mismos son desarrollados a partir de la intención de un conocer, donde en la traspolación que estoy haciendo al campo de la salud me parece importante tomar lo que plantea como una herramienta para el mismo fin pero en un interjuego donde no se pierda de vista el rol que desempeñamos.


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