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LO (IN)VISIBLE DEL ROL DENTRO DEL SISTEMA DE SALUD PÚBLICA

  • Psic. Stella Pérez Arana
  • 11 mar 2019
  • 12 Min. de lectura

“Si yo no cambio un poco mis fallas, mis males, ¿cómo cambiar entonces las tierras, los mares?

Si no cambio un poquito mis mañas, mis juegos, ¿cómo cambiar en algo los dramas, los fuegos?”

Daniel Viglietti (1993)

El presente trabajo surge de la experiencia desarrollada en un Centro de Salud de Atención Primaria de la zona norte de la ciudad de Salta, en el marco de un proceso de trabajo como residente de tercer año de Psicología Comunitaria. Cabe destacar que desde el espacio de formación se busca aportar a la construcción de estrategias de intervención comunitaria enmarcadas en los desarrollos de la Psicología Socio-Comunitaria Latinoamericana, bajo la Estrategia de Atención Primaria de la Salud.

A continuación, compartiré algunas ideas que surgen de la invitación -por parte del equipo covisor y coordinador[1]- a reflexionar sobre el Rol que venimos construyendo como psicólogxs comunitarixs en el Sistema de Salud Pública de Salta.

De esta manera, en primer lugar, me detendré en los aspectos que atraviesan mi Rol como psicóloga comunitaria en un Primer Nivel de Atención, por medio de los diferentes “planos de visibilidad” que se configuran en el hacer. Luego compartiré reflexiones en relación al campo disciplinar donde me desempeño, para pensar los obstáculos, desafíos y posibilidades de una práctica situada.



Entre planos de visibilidad y momentos de cristalización del Rol


En este eje de análisis pretendo reflexionar sobre las características y condiciones que, desde mi práctica, considero que conforman al quehacer como psicóloga comunitaria. Tomaré la idea de planos, para apoyarme en la escritura sobre una figura topológica, que me permita pensar, representar y desglosar los entrecruces de sentidos, trazando líneas de fuerza que hacen posible esta construcción del Rol y por lo tanto, su visibilización en diferentes espacios del territorio donde tránsito. De esta manera, intentaré ir más allá de lo esperable y asignado a un rol, para visibilizar lo im-posible de pre-ver, de nombrarse a priori, del quehacer psico-comunitario.

En este sentido, recurro al término de “planos de visibilidad”, con el cual haré alusión a los diferentes aspectos que constituyen mi quehacer. Estos planos atraviesan al Rol y se hacen más o menos visibles en diferentes momentos, a partir de las intervenciones y sus efectos, modos de trabajar y vincularme con las personas.

Entonces, con planos de visibilidad, me referiré a los aspectos que a posteriori se hacen visibles en relación al quehacer, a través de ciertos indicios y aportes específicos de la psicología comunitaria. De esta manera, con la idea de planos no pretendo dar cuenta de ningún modelo, sino como modo provisorio (para darme cierto ordenamiento) de escribir sobre algo inacabado, de la “infinita” diversidad de “roles” (por los diferentes movimientos y dinamismos que hacen a la plasticidad del rol) que se puede desempeñar como psicóloga comunitaria.

Lo planteado hasta aquí me lleva a pensar que Rol y Quehacer no son sinónimos. En este sentido, entiendo al Rol vinculado a una identidad. Identidad que está más relacionada a un “Ser” a partir de ciertas características que singularizan o destacan a alguien. Entonces, pienso que el Rol como psicóloga comunitaria estaría conformado por momentos de visibilización-cristalización, donde otrxs actores sociales pueden ver e identificar ciertas prácticas de mi quehacer y otorgarme una identidad a partir de estas.

Al respecto, comparto la siguiente viñeta a modo de ejemplo: “- (...) ¿Y ella es psicóloga también? - Si, es psicóloga, pero comunitaria. No atiende tantos pacientes, porque hace otras actividades de prevención y promoción de la salud, con las personas de la comunidad, aquí en la sala de espera y en las escuelas (...)” (registro de diálogo en sala de espera entre usuario y compañerx del servicio).

En este diálogo pude observar, que una persona integrante del Centro de Salud (en adelante CS) que desconocía la figura del psicólogx comunitarix en un primer momento (cuando ingresé al servicio) luego de un tiempo -cuando aspectos del quehacer se hacen visibles- puede enunciar un Rol, haciéndolo parte de su esquema conceptual.

Por lo tanto, el Quehacer es el “Hacer” cotidiano, es praxis, es el trabajo diario, a lo que uno se dispone, elige, muchas veces trazado por el deseo personal y profesional. En este sentido, pienso que el quehacer va más allá del Rol, porque tiene instancias (in)visibles, es decir, lo que está detrás de escena y se despliega previamente, como ser la preparación o el caldeamiento para ejercer el Rol.

En este sentido, existen muchos planos de visibilidad, los cuales se entrecruzan y se superponen, y al enlazarse todos juntos conforman una determinada estructura, es decir, un Rol -visible- en ese momento. Sería una manera de ver las cosas en su conjunto, en su complejidad, porque creo que de esta forma se pueden identificar interacciones, particularidades y procesos, que por lo general no son visibles a simple vista. De este modo, pienso que mi quehacer está conformado por múltiples aspectos: andamios colectivos, lecturas inquietantes, la artesanía de la tarea, articulaciones sinérgicas, los cuales serán desarrollados a continuación.

ANDAMIOS COLECTIVOS

Como punto de partida, considero que la construcción del Rol se da a través de “andamios colectivos[2]”, es decir sobre cimientos donde se entrecruzan teorías y prácticas, entendiendo que la construcción del saber nunca es aislada, sino que se da siempre en relación a otrxs, dando cuenta la multiplicidad de experiencias que entran en juego.

En este sentido, me pregunto: ¿cómo construyo saberes sobre mi quehacer? ¿cómo se me hace visible, en este momento de mi praxis, mi aprendizaje del quehacer como psicóloga comunitaria?

Para ello, tomaré el concepto de “matriz de aprendizaje” que propone Ana Quiroga (1991):


“...modalidad con la que cada sujeto organiza y significa el universo de su experiencia, su universo de conocimiento. Esta matriz o modelo es una estructura interna, compleja y contradictoria, y se sustenta en una infraestructura biológica. Está socialmente determinada e incluye no sólo aspectos conceptuales, sino también afectivos, emocionales y esquemas de acción. Este modelo, construido en nuestra trayectoria de aprendizajes, sintetiza y contiene en cada aquí y ahora nuestras potencialidades y nuestros obstáculos. Estas matrices no constituyen una estructura cerrada, sino una gestalt-gestaltung, una estructura en movimiento, susceptible de modificación…” (p.35)


Entonces, puedo identificar puntos de interrelación de este concepto con el de andamios colectivos, donde el proceso de aprendizaje evidencia una construcción compleja: entre lo nuevo por aprehender y lo viejo por des-andar.

Considero que el concepto de matriz de aprendizaje contribuye una visión amplia, aportando la noción de estructura en movimiento, abierta, la cual se retroalimenta constantemente con cada experiencia nueva. A diferencia del andamio, donde el aprendizaje es guiado a través de un proceso de construcción de nuevos conocimientos, con el fin de alcanzar habilidades potenciales, que no serían posibles aprender de forma autónoma; siendo de esta manera algo más temporal, según las necesidades y condiciones del momento.

En relación a la construcción de este saber-hacer, me pregunto por la dimensión ética que expone Montero (2001): ¿cuál es el lugar del otro en la producción de conocimiento? ¿cuál es el lugar de la producción de conocimiento en nuestra relación con el otro?

En primer lugar, pienso en lxs compañerxs de la residencia, con quienes compartimos espacios[3] de co-visión, supervisión y de formación, algunos específicos al año que nos encontramos desempeñando (perspectiva de género por ejemplo) y otros colectivos, es decir, transversales a todxs lxs miembros que conforman la residencia. Espacios que posibilitan desanudar y revisar nudos personales que pueden obstaculizar la tarea, a través de la problematización y la reflexividad crítica sobre la práctica cotidiana. Además construimos e intercambiamos saberes, y nos apoyamos en las experiencias de trabajos realizados como referencia metodológica, conceptual y vivencial.


En segundo lugar, lxs compañerxs del CS y compañerxs de trabajo (de otras dependencias institucionales) miembros de la comunidad y grupos con lxs que trabajo en proceso, también son un soporte fundamental de este saber qué-hacer conjunto. En este sentido, es en el trabajo con otrxs donde buscamos y construimos las respuestas de los problemas, demandas y necesidades anunciadas.

A continuación, me interesa puntuar -a modo de ejemplo- la construcción de un andamio colectivo en particular, aquel en el que se apoya mi proceso de intervención en relación a la problemática del VIH, con el objetivo de ilustrar cómo ese plano de mi quehacer generó determinados momentos de visibilidad que componen mi rol.

En mi artículo “Entre Desgastes y Alternativas / Tensiones y Aperturas[4]” (Pérez, 2017), compartí el surgimiento del Ce.PAT “Centro de Prevención, Asesoramiento y Testeo”, proyecto que me motorizó a formarme en la temática, recurriendo por un lado a compañeras de la residencia que venían trabajando con el tema. Y por otro lado, recuperando experiencias previas de trabajo en VIH de compañerxs del CS, a partir de la invitación a participar del proyecto. En este sentido, considero que la recuperación de experiencias de diferentes actores, posibilitaron la construcción de nuevos saberes, constituyendo de esta manera un andamio colectivo. Andamio que me permitió sustentarme de sus trayectorias de trabajo y orientar mi quehacer.

Por otro lado, en un taller lúdico en la sala de espera: “Saber de VIH es Tarea de Todos”, personas de la comunidad expresaron a la confidencialidad como obstáculo y problema para acceder a los testeos rápidos de prevención de VIH (ante la filtración de información por parte de los servicios de salud). De esta manera, el trabajo en el proyecto se fue modificando. Otorgar un lugar a ese emergente fue parte de mi quehacer, para pensar cuáles son las condiciones necesarias para garantizar confidencialidad y cómo generamos tales condiciones para no obturar un derecho fundamental de lxs usuarixs de salud.


En este sentido, se emplearon diversas estrategias que tomaron visibilidad, entre ellas: el diseño de un consentimiento informado (para ser entregado de forma personal), la disposición de la mesa para la toma de sangre en la galería del CS en vez de la sala de espera (resguardando los reactivos de las miradas ajenas), la inclusión del técnicx de laboratorio (quien no es parte del equipo del CS porque es voluntarix del programa) para aunar criterios en relación a cómo informar un resultado “positivo presuntivo”, reforzar el trabajo sobre mitos y prejuicios del VIH/SIDA en el equipo y con lxs usuarios del servicio.

De esta manera, voy desarrollando otras habilidades e incorporado nueva información, nutriendo marcos referenciales previos, lo cual posibilita el tejido de recursos nuevos (prácticos, simbólicos, vinculares) a mi “red interna” para el quehacer.

Lecturas Inquietantes


Las llamo inquietantes a las lecturas porque considero que nos motorizan a conocer, problematizar, realizar propuestas, a iniciar búsquedas de sentidos como la curiosidad opera en lxs niñxs.

Cabe aclarar que dichas lecturas son realizadas en momentos puntuales, por ende considero fundamental poder reconocer que constituyen primeras aproximaciones, nunca acabadas ni estáticas, sino en constante revisión y transformación. En este sentido, intentamos que las lecturas sean detenidas y reflexivas, que nos permitan aproximarnos a la realidad.

Entonces, pienso que las lecturas de lo que acontece y las lecturas contextuales configuran mi quehacer. A su vez, posibilitan realizar intervenciones situadas, porque se incorpora al análisis el contexto, como parte del campo donde se está interviniendo, como parte fundante de subjetividad y como condición de posibilidad para el tejido social. Aquí, me interesa detenerme -a modo de ejemplo- para pensar: cómo opera el contexto en nuestras prácticas, cómo atraviesa el contexto al quehacer y por qué leer es una operación problemática.

En mi última publicación[5] del blog, compartí un proceso de trabajo intersectorial entre Salud y Educación, particularmente con el programa “FIME” con su proyecto “Línea Terminalidad” para que niños, niñas y adolescentes con tres o más años de sobreedad concluyan sus estudios primarios. Uno de los objetivos del programa estaba orientado a la reflexión sobre los modos de favorecer la enseñanza, alentando el conjunto de decisiones, actitudes y prácticas que permiten que la escuela constituya colectivo, resignifiqué lo que hace, incorpore y asuma que todxs los niñxs pueden aprender, que apueste a lxs chicxs, centralice su labor en la enseñanza y reponga continuidad.

El trabajo intersectorial se sostuvo por seis meses, con el deseo y la intencionalidad de posibilitar continuidades. Sin embargo, este año cuando decidimos retomar el proceso de trabajo, nos encontramos con la noticia de que el programa se disolvió (en el marco de recortes de políticas públicas), noticia que generó malestar y desesperanza en el equipo. Entonces, desde mi qué-hacer me preguntaba: ¿cómo me posiciono ante esta noticia? ¿qué posibilidades de intervención existen con el grupo de trabajo?

Teniendo en cuenta la ética profesional que nos compromete con el otrx, desde un posicionamiento ético-político, iniciamos la búsqueda de lxs referentes con lxs que trabajábamos y también de los chicxs (regresando al Hogar Escuela muchxs de ellxs), con el objetivo de hacer un cierre del proceso construido, y por otra parte, realizar una elaboración grupal junto al equipo de trabajo.


La Artesanía de la Tarea


¿Cómo trabajamos? ¿cómo construimos las estrategias de intervención? Pienso a la modalidad de la Tarea que realizamos como una artesanía, porque ante cada encuentro con lxs otrxs implica reconfigurar una praxis nunca idéntica, aunque existan ciertos principios básicos (presupuestos paradigmáticos: ontológicos, epistemológicos, metodológicos, éticos y políticos) en la misma.


En este sentido, tomo el significante de la artesanía, como modalidad que orienta mi práctica, entendiéndola como actividad manual que se diferencia del trabajo en serie. Además, se considera a la artesanía como un objeto cultural, ya que tiene la particularidad de variar dependiendo del contexto social, el paisaje, el clima y la historia del lugar donde se realiza. Al respecto, Ussher (2016) manifiesta que partir en las intervenciones de situaciones concretas, analizadas desde el territorio donde unx como efector de salud está posicionado, implica construir dispositivos que partan de considerar la vida cotidiana de los grupos que nos consultan, incluir su palabra, sus representaciones, sus saberes, construir estrategias que incluyan diferentes actores definiendo un problema compartido y acordando estrategias para abordarlo y transformarlo. La construcción de cartografías sociales como herramienta metodológica y el trabajo en red son herramientas privilegiadas en este plano.


Articulaciones Sinérgicas


¿Cómo transformamos el sufrimiento? como trabajadora del campo de la salud, disponerse frente al sufrimiento del otrx es parte de mi labor diaria y la búsqueda de mejores condiciones de vida es una de las vías. Considero que esta búsqueda es una tarea compleja y requiere de múltiples esfuerzos y sinergias para alcanzarla. En este sentido, esta última significa cooperación, y es un término de origen griego, "synergía", el cual hace referencia al "trabajo en conjunto". Entonces, es en el trabajo con otrxs, a partir del reconocimiento de limitaciones personales y disciplinares, donde buscamos y construimos respuestas posibles a los problemas y necesidades.


De esta manera, este plano se hace visible en la necesidad de establecer equipos de trabajo, construir vínculos de confianza con diversos referentes barriales e institucionales, tomar conocimiento de las políticas públicas, programas y supervisiones vigentes (como parte de los recursos disponibles) para desplegar un quehacer y construir modalidades de abordaje “novedosas” para las situaciones complejas que se presentan.

Considero que pensar en Red, intenta habilitar movimientos en algunos lugares “fijados”, los cuales pueden devenir en otras posibilidades de trabajo a través de las articulaciones que podemos construir desde un lugar implicado y la co-responsabilidad asumida. De este modo, retomo la pregunta inicial y considero que un camino posible para que el sufrimiento se transforme -como trabajadora del Estado y efectora de salud- sería garantizar derechos, en derechos a elegir por ejemplo.


Consideraciones no tan Finales


Para ir cerrando este escrito, planteo algunas reflexiones que buscan abrir sentidos en relación a la construcción del Rol y el qué-hacer como psicóloga comunitaria.

A partir de este recorrido, pude reconocer(me) y ubicar las coordenadas que orientan mí que-hacer, coordenadas que apuntan a preguntarme: ¿cuáles son las especificidades del rol? ¿qué hace el/la psicólogx comunitarix? ¿cómo influye el ámbito de inserción para desplegar el rol de psicólogx comunitarix? ¿qué no es psicología comunitaria?

Se puede observar a través de los planos de visibilidad desarrollados (a modo de esquema) no son independientes unos de otros, sino que se encuentran interconectados e interrelacionados para configurarse en un hacer y visibilizar un momento del Rol según el escenario en el que se esté interviniendo.

Entonces, en este estar siendo psicóloga comunitaria y residente en un Primer Nivel Atención del Sistema de Salud Pública ¿qué hace el/la psicólogx comunitarix?

“Trabaja con lo que hay en el territorio, con la comunidad, identificando redes, actores, necesidades, fortalezas e intereses de lxs sujetxs. Cuida los vínculos. Vínculos indispensables. Vínculos con lxs otrxs con quienes nos encontramos y hacemos equipos. Podríamos pensar así en las ramas que lentamente se extienden, se enredan con otras, brotan, florecen…” (Registro grupal de compañeras de año - construcción escrita en espacio docente, primer semestre 2018)

En este sentido, pienso en la co-construcción de un andamio colectivo como punto de partida para desplegar el quehacer, que me lleva a resaltar el lugar que tiene "el otro" en mi recorrido, en mis intervenciones, en la construcción del Rol y en esta producción. Reconociendo la posición ético-político como dimensión constitutiva que atraviesa y orienta mi quehacer.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Ferullo de Parajón, A. G. (2006) El triángulo de las tres “P”. Psicología, participación y poder. 1ª ed. Buenos Aires: Paidos.Jasiner, G. (2007) Nociones fundamentales sobre Grupos Centrados en la Tarea. Seminario teórico.

Quiroga, A. M. (1991) Matrices de aprendizaje: constitución del sujeto en el proceso de conocimiento. Ed. Cinco. Buenos Aires, Argentina.Montero, M. (2001) Ética y Política en Psicología: Las dimensiones no reconocidas. Athenea Digital.

Pauloni, C. (2016) “DE CAMPOS Y PROBLEMAS: Figuraciones de un pensar desde Psicología Comunitaria”. En http://repsicom.wixsite.com/blog-repsicom

Plaza, S., Díaz, I & Barrault, O. (2008) Discusiones en torno a la categoría exclusión y de lo construido en común desde la Psicología Comunitaria. Ponencia presentada en el II Congreso de Psicología. Facultad de Psicología. UNC.

Rodigou N., M. (2002) Interrogando el Rol del/a Psicólogo/a y sus Modos de Construcción y Trasmisión. Cuadernos del Campo Psicosocial

Ussher, M. (2016) Intervención Comunitaria y Subjetividad. Recuperado de: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Ussher%252c%20Margarita%20(2016).%20INTERVENCION%20COMUNITARIA%20Y%20SUBJETIVIDAD%20(1).pdf

Notas:


[1]El equipo coordinador está conformado por una instructora y dos jefas de residentes, se encargan de coordinar y articular los espacios de formación docente y definen criterios de trabajo que trascienden lo meramente técnico administrativo.

Las co-visiones son espacios grupales por año, está a cargo de un equipo que cuenta en su conformación por la presencia de un jefe de residentes. Tiene una modalidad participativa y de articulación teórico-práctica. Entonces, una de las funciones compartidas del equipo coordinador y co-visor se destaca por el acompañamiento a co-pensar las intervenciones psico-comunitarias y el trabajo que realizamos en los centros de salud asignados.

[2] Término propuesto por Bruner (1976) para referirse a la construcción y configuración del saber. El concepto hace alusión a una estructura de apoyo temporario para el aprendizaje y la comprensión de información nueva, en este sentido es una estructura con carácter necesario pero a su vez es transitorio.

[3] En dichos espacios trabajamos sobre los encuentros que tenemos con lxs otrxs, ya sea en los procesos de intervención comunitaria, en el consultorio, con los equipos de trabajo que construimos o con lxs miembros del CS. De esta manera, “nos” trabajamos para revisarnos (desde un lugar implicado) en relación a la praxis y a la construcción de conocimientos.

[4] Se encuentra disponible en: http://repsicom.wixsite.com

[5]Para obtener más información, se encuentra disponible en: http://repsicom.wixsite.com/blog-repsicom/single-post/2018/04/16/Entre-la-Terminalidad-y-la-Oportunidad-lo-posible-en-clave-de-proceso

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